Querida Julianne, hace diez años, después del estreno de la película Savage Grace (2007) en Madrid, fuiste a una pequeña fiesta organizada en tu honor en un no menos pequeño bar. Estabas en la barra cuando se te acercó una chica que, con lengua de trapo -debida al alcohol y a la emoción-, te dijo que eras una mujer maravillosa y que te admiraba muchísimo. Mascullaste un "gracias" con glacial cortesía. Estás más que acostumbrada a que te aborden así, en fiestas, en restaurantes, en bares. No es algo que a estas alturas te sorprenda y hasta es posible que te cargue un poco. En fin, Julianne, aquella chica era yo...