“SENTIRSE A SALVO”, así respondía Raf Simons a la prensa confundida segundos después de su tercer desfile para Calvin Klein. Los chalecos del personal de seguridad combinaban (y muy bien) con las botas fabricadas con material aislante y un pasamontañas de lana tejida a mano. La música industrial se mezclaba con Simon & Garfunkel y sobre el suelo se alzaban cabañas derruidas y manchadas de sangre.