España es un buen ejemplo de las pocas medidas que la Unión Europea está poniendo en marcha para combatir el tráfico ilegal de fauna y flora salvaje, denunció hoy la ONG Eagle Network durante la segunda Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente (UNEA-2).

"El cumplimiento de la ley (contra este tráfico ilegal) en Europa es un desastre, está mucho más lejos de hacerlo que cualquier otro país de África. Y España es un buen ejemplo de ello", aseguró a los periodistas el director del grupo ecologista, Ofir Drori, durante la segunda jornada del encuentro que se celebra en Nairobi.

Eagle Network ha interceptado "un gran número de turistas europeos" en posesión de animales en peligro de extinción o materiales suntuarios como el marfil.

La red activista denunció que un grupo de simios de especies amenazadas y valorados en "millones de dólares" fueron importados a España sin que se tomara ninguna medida en contra de los responsables, de igual modo que una turista francesa que había vuelto de África con "un montón de marfil" salió indemne.

Los países de la UE -donde hay una elevada demanda de chimpancés, gorilas, loros e incluso marfil- "están abordando el crimen organizado de flora y fauna peor que ningún otro", apostilló.

Drodi explicó la incapacidad comunitaria en la corrupción y la falta de unidades especializadas en estas actividades criminales. Latinoamérica, por el contrario, "está haciendo mucho más de lo que se está haciendo en Europa ahora mismo".

Brasil destaca por su buena labor en contra de los traficantes de su rica biodiversidad, que al igual que en resto de Latinoamérica se centra en el negocio de especies endémicas de pájaros y reptiles.

El tráfico de flora y fauna es uno de los grandes asuntos que abordan delegados de 173 países en el plenario del llamado "Parlamento del medioambiente".

Durante un panel de expertos, Drori instó a luchar contra las redes criminales que negocian con la vida salvaje de la misma forma que se combate el tráfico de "cocaína".

Responsables de la ONU, autoridades kenianas y otras ONG apostaron por incidir tanto en los furtivos como en la demanda de sus presas para terminar con el tráfico ilegal a escala global.

"Mientras en algunos países se sienta que tener un trozo de marfil da estatus, mientras la demanda esté ahí, no parará", advirtió el director adjunto del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Ibrahim Thiaw.

El representante del PNUMA también considera que la mejor forma de dar caza a los "peces gordos" es que Naciones Unidas imponga sanciones a los países donde operan.

El director de Eagle Network, fue más allá al sugerir que se siga el ejemplo de las multinacionales intentan vender sus productos: "No nací pensando que necesitaría tener un iPhone, no tenía esa demanda. Ahora, la tengo porque la compañía ha invertido tanto en la demanda como en la producción", ilustró.

Bajo el lema "un traficante detenido cada semana", la organización ha ayudado a arrestar a 1.300 personas implicadas en el tráfico ilegal de flora y fauna en nueve países africanos.

Mientras, añadió, "la mayoría de los países en todo el mundo hasta ahora no pueden sentirse orgullosos, porque no han puesto entre rejas ni a un solo traficante".

El tráfico ilegal de fauna y recursos naturales mueve cada año 20.000 millones de dólares, ha terminado con 100.000 elefantes solo entre 2010 y 2012 y ha extinguido a los chimpancés en varios países africanos.