Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Milán (Italia) han desarrollado tres biosensores que detectan las principales proteínas alergénicas del cacahuete en muestras de alimento y de saliva, que ayudará a prevenir la reacción alérgica tras una exposición accidental.

"Estas herramientas han demostrado ser capaces de identificar la presencia de trazas de cacahuete en alimentos de manera rápida y sencilla, ofreciendo alternativas muy atractivas frente a métodos convencionales", destaca José Manuel Pingarrón, catedrático del departamento de Química Analítica de la UCM y autor principal de las tres investigaciones.

Los investigadores recuerdan que las personas alérgicas al cacahuete pueden sufrir una reacción alérgica tras besar a alguien que los haya ingerido hace poco o incluso al utilizar cubiertos en los que queden trazas del fruto seco.

La herramienta que analiza la primera proteína se ha probado en muestras de saliva y de alimentos, mientras que los resultados publicados de las otras dos se refieren solo a alimentos. Sin embargo, según los autores, ambas también servirían para detectar restos de cacahuete en saliva.

Concretamente, uno de los biosensores detecta la proteína Ara h 1, otro, la Ara h 2 y el tercero es capaz de identificar ambas a la vez. "Tenemos resultados preliminares de la detección simultánea de ambas proteínas de muestras salivares con una precisión similar a la obtenida con la primera herramienta", afirma Susana Campuzano, investigadora de la UCM y coautora de los trabajos.

Sándwiches con mantequilla de cacahuete

Los científicos analizaron muestras de saliva de dos participantes no alérgicos que habían comido sándwiches untados con mantequilla de cacahuete. Las muestras las recogieron y analizaron a los cinco, quince, treinta, cuarenta y cinco y sesenta minutos de haber ingerido el alimento.

Los resultados reflejaron niveles altos de Ara h 1 a los cinco minutos de haber comido los sándwiches, que iban descendiendo según pasaba el tiempo, hasta llegar a ser prácticamente indetectables a los sesenta minutos.

Por lo tanto, según los autores, si una persona va a besar a alguien alérgico a cacahuetes justo después de comer, lo ideal sería tener a mano el biosensor. "Así tendría la seguridad de que no está expuesta a trazas de cacahuete y no va a sufrir la reacción alérgica, o podría determinar el tiempo que debe esperar para que desaparezca el alérgeno completamente de la saliva y así no estar expuesto a ningún riesgo", mantiene Campuzano.

El mecanismo de funcionamiento de los tres biosensores es el mismo y se basa en una pareja de anticuerpos para la proteína alergénica que se quiere determinar. Los investigadores proponen que los diseños se utilicen para identificar las otras proteínas alergénicas del cacahuete o de cualquier otro fruto seco.