Si no se toman las medidas adecuadas, el calor y el deporte pueden jugarte una mala pasada ya que "entrenar en estas condiciones puede provocar la aparición de calambres musculares, cefaleas, desvanecimientos o incluso golpes de calor", ha advertido el especialista en medicina deportiva de iQtra Medicina Avanzada, José Torregrosa.

Elegir bien los horarios para practicar deporte, cuidar la hidratación del cuerpo y reducir la intensidad del ejercicio hasta aclimatarse al calor, son algunas de las claves que el experto en medicina deportiva recomienda para entrenar al aire libre.

Recomendaciones para entrenar con calor

1. Disminuir la duración e intensidad. El periodo de adaptación del cuerpo a las altas temperaturas debe ser progresivo y oscila entre 10 días y seis semanas.

2. Planificación. En verano no es aconsejable practicar deporte entre las 12.00 y las 17.00 horas porque son las más calurosas y peligrosas. El especialista aconseja entrenar temprano, por la mañana, o por la tarde a última hora.

3. Hidratación. Es fundamental hidratarse antes, durante y después de hacer ejercicio. Es aconsejable beber uno o dos vasos de agua antes de empezar y, durante el entrenamiento, conviene beber cada 15 o 20 minutos. Al terminar la sesión, "lo mejor es continuar bebiendo agua o alguna bebida con electrolitos para reponer completamente lo perdido".

4. Elige bien la ropa. Las prendas tienen que ser amplias, de colores claros y transpirables y, además, es importante proteger la cabeza frente a una insolación.

5. Comer ligero. Se recomienda comer alimentos con alto contenido en agua porque contribuyen a la hidratación. También se deben incluir platos ricos en hidratos de carbono como pasta y arroz y proteina magra como pollo o pescado a la plancha.

6. Protege tu piel. No te olvides de proteger tu piel frente al sol con una crema de factor 15 o superior para prevenir la acción de los rayos ultravioleta.

La complicación más grave: el golpe de calor

El problema más grave que puede ocurrir es el golpe de calor, que es la causa más frecuente de muerte en deportistas y se produce por un fallo en los mecanismos termorreguladores del cuerpo.

"Se manifiesta con alta temperatura corporal, piel caliente y seca, aumento de la frecuencia del pulso y disminución de la tensión arterial. También puede presentar síntomas como cefalea, delirio o pérdida del control sobre las piernas", explica.

Otra peligrosa consecuencia es sufrir un síncope o pérdida de conocimiento por falta de oxígeno y sangre en el cerebro y que suele ir acompañado de cefaleas, confusión, náuseas, piel fría y pulso acelerado.