Según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la carga mundial de morbilidad, la contaminación del aire exterior e interior provoca unos siete millones de defunciones prematuras . Esto representa actualmente uno de los mayores riesgos sanitarios mundiales, comparable a los riesgos relacionados con el tabaco, y superado únicamente por los riesgos sanitarios relacionados con la hipertensión y la nutrición.

La OMS estima que un 80 por ciento de las defunciones prematuras relacionadas con la contaminación del aire exterior se deben a cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular, mientras que un 14 por ciento se deben a neumopatía obstructiva crónica o infección aguda de las vías respiratorias inferiores, y un 6 por ciento a cáncer de pulmón.

"Aunque la contaminación del aire está relacionada con cambios relativamente pequeños en los factores de riesgo cardiometabólico, el carácter continuo de la exposición y el número de personas afectadas es motivo de preocupación. Incluso pequeños cambios en los niveles de glucosa y el control glucémico pueden contribuir a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular", señala Víctor Novack, del Centro Médico de la Universidad Soroka y la Universidad de Ben Gurion en Beer Sheva, Israel, que acaba de publicar un informe sobre las enfermedades que se ven más afectadas por la contaminación.

El estudio publicado en 'Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism', una revista de la Sociedad de Endocrinología estadounidense, señala que la exposición a la contaminación del aire puede empeorar los niveles de azúcar en la sangre, el colesterol y otros factores de riesgo para enfermedades del corazón, sobre todo en las personas con diabetes.

Los trastornos cardiovasculares y de lípidos son la principal causa de muerte en Estados Unidos, según el 'Informe de datos y cifras Endocrino' de la Sociedad de Endocrinología. A partir de 2011, el coste total de las enfermedades cardiovasculares en todo el país fue de 320.100 millones de dólares. El total incluye costes directos del tratamiento, así como costes indirectos y pérdida de productividad.

Niveles poco saludables de colesterol y exceso de glucosa en el torrente sanguíneo pueden poner a una persona en mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, según la Red de Salud Hormonal, la sección de educación pública de la Sociedad.

El estudio de cohorte retrospectivo basado en la población examinó los efectos de la exposición a la contaminación del aire en 73.117 adultos que viven en el sur de Israel, donde los niveles de material particulado pueden aumentar debido a su ubicación en el cinturón de polvo global. Para evaluar la contaminación del aire, los autores utilizaron datos diarios de satélites sobre la cantidad de luz del sol bloqueada por partículas en el aire, una medida llamada profundidad óptica de aerosoles.

Mediante el examen de éste y otros datos meteorológicos, los científicos desarrollaron un modelo que les permitió estimar la exposición a la contaminación del aire diaria para cada participante del estudio utilizando su dirección.

Los investigadores analizaron los resultados de más de 600.000 muestras de sangre tomadas de los sujetos del estudio, que estaban asegurados por los Servicios de Salud Clalit entre 2003 y 2012. Todos las personas que participaron en el análisis eran fumadores o fueron diagnosticados con diabetes, enfermedad cardiaca isquémica, hipertensión o dislipidemia, que se produce cuando los niveles de grasas en la sangre son demasiado altos o bajos.

El estudio encontró que los participantes tendían a presentar niveles más altos de azúcar en sangre y un perfil de colesterol más pobre cuando fueron expuestos a niveles medios más altos de partículas en el aire en los tres meses precedentes en comparación con los expuestos a niveles más bajos de contaminantes del aire.

A más polución, más gluvosa, colesterol y grasa en sangre

La exposición a material particulado se asoció con incrementos de la glucosa en la sangre, los niveles de colesterol LDL y triglicéridos o grasas en la sangre. La exposición a partículas en suspensión también se relacionó con niveles más bajos de HDL, o colesterol "bueno".

Las asociaciones fueron más fuertes para las personas con diabetes. Sin embargo, aquellos que estaban tomando medicamentos distintos de la insulina para tratar la diabetes experimentaron un efecto protector, experimentando cambios más pequeños en el azúcar en la sangre y en los niveles de colesterol tras la exposición a la contaminación del aire.

A pesar de que la contaminación del aire no tuvo un efecto inmediato en los resultados de las pruebas de sangre tomadas tan sólo siete días tras la exposición, los investigadores detectaron que la exposición acumulada a lo largo de tres meses estaba ligada a factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.

"Hemos encontrado una asociación entre la exposición a la contaminación del aire en el medio plazo y cambios indeseables en el colesterol", dice el autor del estudio, Maayán Yitshak Sade, de la Universidad Ben-Gurion y el Centro Médico de la Universidad Soroka, ambas enen Beer Sheva, Israel. "Esto sugiere que la exposición acumulativa a la contaminación del aire a lo largo de toda la vida podría conducir a un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular", añade.