Si eres de aquellos que ha hecho vuelos transatlánticos tanto en un sentido cardinal como en el inverso, tal vez hayas sentido una recuperación más lenta del 'jet-lag' cuando has viajado hacia el Este. Esta peculiaridad tiene una razón de ser. Una vez más, las matemáticas han dado la respuesta.

Una nueva investigación de expertos de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, sugiere que esta asimetría puede estar provocada por la oscilación de un determinado tipo de células del cerebro.

Los ritmos circadianos, que rigen la recuperación del desfase horario, se controlan mediante la sincronización de muchos de estos osciladores neuronales en el cerebro. Las células del cerebro dentro del hipotálamo -la región del cerebro que regula los ritmos circadianos- se someten a ciclos diarios de actividad, pero tras un cambio rápido de zona horaria, son incapaces de ajustarse instantáneamente a un ritmo adecuado a la nueva zona horaria.

Por ello, un equipo de investigadores de Maryland decidió explorar si la asimetría de este a oeste en lo relativo al desfase horario podría comprenderse a través de modelos matemáticos de estas oscilaciones de las células en el cerebro e hizo algunos descubrimientos interesantes sobre la dinámica implicada, información que se detalla en un artículo publicado en la revista 'Chaos'.

Un buen símil sería un grupo de coches de carreras dando vueltas alrededor de una pista circular. Algunas de las células "marcapasos" circadianas del cerebro podrían completar el circuito más rápido por su cuenta que otras. Pero debido a las interaccionesque comparten sobre "la pista", estas células tienden a formar un grupo en movimiento y viajar alrededor de la pista como un equipo.

"En ausencia de un poder de control, por ejemplo, un hombre con una bandera a cuadros, el grupo de células completa el circuito dentro de un periodo de tiempo que puede no corresponder exactamente a un día", explica Michelle Girvan, profesora asociada de Física en el Instituto para la Ciencia Física y la Tecnología de la Universidad de Maryland.

El ritmo circadiano del cerebro, algo más que un día

Los estudios han demostrado que sin variaciones diarias de luz solar que actúen como un "hombre con la bandera a cuadros", o controlador del tránsito, las células marcapasos del ritmo circadiano del cerebro completan su ciclo en un tiempo ligeramente más largo que un día.

"Nuestro modelo matemático se basa en este tipo de imagen -apunta Girvan-. Empezamos modelando explícitamente la dinámica de un gran número de células y luego, usando un método novedoso para simplificar este sistema muy grande a una sola ecuación, se puede analizar fácilmente".

Aunque se cree que el ritmo circadiano natural de una persona se sitúa ligeramente por encima de las 24 horas, el modelo del equipo indicó que esta pequeña cantidad de tiempo -del orden de 30 minutos- es significativa y puede explicar la gran asimetría entre el Este y el Oeste a la hora de recuperarse del jet lag, lo que puede equivaler a días cuando se viaja a través de varias zonas horarias.

Su modelo también explica cómo los individuos pueden experimentar respuestas con severidad diferente a un rápido recorrido en el que se cruzan zonas horarias. Dado que las células neuronales osciladoras de diferentes personas pueden tener distintas propiedades, en ausencia de regulación por parte del patrón diurno de la luz solar, "algunas personas pueden tener un ritmo circadiano natural con un período de 24,5 horas, mientras que otras pueden presentar ritmos naturales más largos o más cortos", destaca Girvan.

"Nuestro modelo sugiere que la diferencia entre el periodo natural de una persona y las 24 horas controla la forma en que se experimenta el jet lag", resume. El equipo espera que los conocimientos proporcionados por su modelo "pueden servir de guía para desarrollar más a fondo enfoques cualitativos, así como estrategias para combatir trastornos del ritmo circadiano por frecuentes viajes que cruzan zonas horarias, el trabajo por turnos, o la ceguera", augura Girvan.