El reloj biológico del cerebro estimula la sed en las horas previas al sueño, según un estudio publicado en la revista 'Nature' por investigadores de la Universidad McGill, en Montreal, Quebec, Canadá. El hallazgo, junto con el descubrimiento del proceso molecular detrás de él, proporciona la primera idea de cómo el reloj regula una función fisiológica.

Aunque la investigación se llevó a cabo en ratones, "los hallazgos podrían indicar el camino hacia fármacos que se dirijan a receptores implicados en los problemas que experimentan las personas de trabajo por turnos o jet lag", dice el autor principal del estudio, Charles Bourque, profesor en el Departamento de Neurología de McGill y científico del Programa de Neurociencia Integrativa y Reparación Cerebral del Instituto de Investigación del Centro de Salud de la Universidad McGill.

Los científicos sabían que los roedores muestran un aumento en la ingesta de agua durante las últimas dos horas antes de dormir. El estudio, realizado por el equipo de Bourque, reveló que este comportamiento no está motivado por alguna razón fisiológica, como la deshidratación.

El equipo de McGill encontró que la restricción del acceso de los ratones al agua durante el periodo de aumento de la sed resultó en una deshidratación significativa al final del ciclo del sueño. Por lo que el incremento de la ingesta de agua antes de dormir es un ataque preventivo que protege contra la deshidratación y sirve para mantener al animal sano y bien hidratado.

A continuación, los científicos buscaron el mecanismo que activa esta respuesta de la sed. Está bien establecido que el cerebro alberga un sensor de hidratación con las neuronas de la sed en ese órgano sensor, por lo que los autores de este trabajo se preguntaron si el SCN (núcleo supraquiasmático), la región del cerebro que regula los ciclos circadianos --alias el reloj biológico--, podría estar comunicándose con las neuronas de la sed.

La vasopresina, un neuropéptido clave

El equipo sospechaba que la vasopresina, un neuropéptido producido por el SCN, podría desempeñar un papel fundamental. Para confirmarlo, los investigadores utilizaron las denominadas "células rastreadores" diseñadas para emitir fluorescencia en presencia de la vasopresina. Cuando aplicaron estas células en el tejido cerebral de roedores y luego estimular eléctricamente el SCN, vieron un gran incremento en el rendimiento de las células rastreadoras, lo que indica que se libera vasopresina en esa área, como resultado de la estimulación del reloj.

Para explorar si la vasopresina estaba estimulando las neuronas de la sed, los científicos emplearon la optogenética, una técnica de vanguardia que utiliza rayos láser para encender o apagar las neuronas. Utilizando ratones genéticamente modificados cuyas neuronas de vasopresina contenían una molécula que se activaba mediante la luz, los investigadores fueron capaces de demostrar que la vasopresina, de hecho, activa las neuronas de la sed.

"Aunque este estudio se hizo en roedores, apunta hacia una explicación de por qué a menudo experimentamos sed e ingerimos líquidos como agua o leche antes de acostarnos" dice Bourque. "Más importante aún es que avanzamos en nuestra comprensión de cómo la ejecución del ritmo circadiano por el reloj tiene aplicaciones en situaciones tales como el jet lag y el trabajo por turnos", señala.

"Todos nuestros órganos siguen un ritmo circadiano, que ayuda a optimizar su funcionamiento. Estos cambios en el trabajo saca a las personas de sus ritmos naturales, lo que puede tener repercusiones en la salud. Saber cómo funciona el reloj nos da más posibilidades de hacer algo al respecto", concluye.