El sistema inmunológico resulta fundamental para mantener una salud óptima, ya que es el responsable de la defensa natural del cuerpo contra las infecciones que pueden provocar agentes extraños como virus, bacterias, parásitos... En este sentido, mantener en un estado óptimo nuestro nos ayudará a minimizar los riesgos de sufrir procesos gripales o resfriados, tan frecuentes en estos meses invernales, además de muchas otras infecciones.

En cualquier caso, nuestros hábitos de vida pueden provocar que los mecanismos inmunitarios de nuestro organismo sufran deficiencias que alteran su correcto funcionamiento. El estrés, una mala alimentación, dormir poco, la contaminación ambiental o la exposición a agentes químicos son algunos de los factores que ponen a prueba nuestros mecanismos defensivos y pueden alterar negativamente nuestro sistema inmunológico y, por tanto, alterar los mecanismos con los que actúan nuestras defensas.

Con el objetivo de fortalecer nuestro sistema inmune, existen una serie de hábitos cotidianos que podemos adoptar:

Adoptar una alimentación saludable

Adoptar una alimentación saludableFrutas, verduras, pescados y cereales son nuestros principales aliados para mantener al 100% de su efectividad a nuestras defensas. Los alimentos ricos en zinc, hierro y vitaminas A, C, D y E son grandes aliados para nuestras defensas, que agradecerán que mantengamos una alimentación variada y equilibrada y huyamos de las dietas altas en grasas, especialmente las saturadas y grasas trans. También es importante intentar evitar los alimentos que contienen pesticidas y metales pesados.

Adoptar una rutina alimentaria regular

Adoptar una rutina alimentaria regular Tan importante como la correcta alimentación es también adoptar una rutina alimentaria, evitando saltarse comidas y manteniendo unos horarios fijos.

Relajarse

RelajarseLos nervios y el estrés diario juegan un papel muy negativo en la salud de nuestro sistema inmune. En este sentido, adoptar unos hábitos de vida saludables y saber relajarse nos ayudarán a mejorar nuestra inmunidad. Para ellos, existen muchas prácticas y técnicas que trabajan sobre la respiración y ayudan a minimizar el estrés, como la meditación, el yoga, pilates? Estas prácticas, además, nos ayudarán a generar endorfinas, potenciador natural de las defensas.

Hacer ejercicio

Hacer ejercicioLa actividad física es otra de las claves para reforzar nuestro sistema inmunológico. Huir del sedentarismo y hacer ejercicio de forma moderada hará que nuestras defensas estén plenamente operativas. Y es que el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo e incrementa la excreción del cuerpo de metabolitos dañinos, lo que ayuda a que el sistema inmunológico funcione correctamente. Además, al igual que los ejercicios de relajación, la práctica deportivo puede ayudarnos a generar endorfinas, un potenciador natural de las defensas.

Descansar de forma correcta

Descansar de forma correcta Dormir bien, tanto en cantidad como en calidad, es otro condicionante fundamente para tener un sistema inmunológico fuerte. Un descanso incorrecto es tan perjudicial para nuestras defensas como el sedentarismo. Además, un correcto descanso nos ayudará a mejorar nuestro estado de ánimo y, por tanto, los niveles de energía.

Hidratar correctamente el cuerpo

Hidratar correctamente el cuerpo Beber la suficiente cantidad de agua (al menos 1,5 litros al día) aporta energía a los músculos, mejora mejora la función intestinal y equilibra los niveles de líquido de nuestro cuerpo, algo que nuestro sistema inmune agradecerá.

Evitar los malos hábitos

Evitar los malos hábitosAl igual que existen conductas que refuerzan nuestro sistema inmunológico, otras lo perjudican gravemente. El tabaquismo, la ingesta de bebidas alcohólicas o el excesivo consumo de grasas y azúcares afectarán de forma negativa a nuestras defensas.

Besar

BesarAunque pueda sonar raro, lo cierto es que los besos ayudan también a reforzar el sistema inmunitario. Y es que la saliva contiene sustancias que combaten bacterias, virus y hongos y además estimula el inmunitario y lo fortalecen para crear anticuerpos. Por si fuera poco, los besos liberan endorfinas y hormonas como la dopamina y la oxitocina, ligadas al cariño y la ternura.