Durante los primeros días tras el parto, los pechos de la madre producen pequeñas cantidades de calostro, se produce la cantidad justa que necesita el bebé, "puesto que la capacidad de su estómago es relativamente pequeña y su capacidad de expansión muy limitada", destaca Montse Robles, asesora de lactancia y responsable de divulgación de Medela, quien destaca que, la primera semana, el estómago del bebé y la producción de leche de la madre evolucionan en paralelo.

La capacidad del estómago de un bebé que acaba de nacer oscila entre 5 y 7 mililitros, mientras que a la semana de nacer, el tamaño del estómago es similar a un albaricoque y su capacidad ha aumentado hasta situarse entre 45 y 60 mililitros.

Según explica, la primera leche, el calostro, contiene la cantidad de calorías necesarias para responder a las necesidades energéticas del bebé y las proteínas, anticuerpos y otros factores protectores que ayudan a activar su sistema inmunitario. Además, el calostro "es muy fácil de digerir para el bebé y tiene un efecto laxante que ayuda a que expulse más fácilmente y con más frecuencia las gruesas heces del meconio", añade Robles.

La experta recuerda que el primer día de vida del bebé es recomendable realizar tomas pequeñas pero frecuentes: cada dos o tres horas, o al menos ocho veces a lo largo de las primeras 24 horas. Estaríamos hablando de entre 10 ml y 50 ml de calostro en ese periodo de tiempo.

"No es recomendable dar a un recién nacido más leche materna en cada toma para reducir su número y tratar de aumentar la capacidad del estómago. Suministrar tomas pequeñas y frecuentes permite establecer un patrón de alimentación saludable. Cuando somos adultos, los nutricionistas aconsejan este método de alimentación como opción más saludable. En los bebés ocurre lo mismo", advierte.

Por tanto, no es recomendable forzar al bebé a que tome más leche, ya que puede provocar una sobrealimentación, lo que podría derivar en hábitos alimenticios poco saludables que, a largo plazo, podrían traducirse en obesidad infantil. Además, las tomas frecuentes facilitan la 'subida' de la leche. "Está demostrado que otra práctica muy beneficiosa para promover la lactancia temprana es colocar al bebé piel con piel durante su primera hora de vida", añade.

El tiempo en el que se produce la 'subida' de la leche varía. Habitualmente 'sube' entre el segundo y el quinto día después del parto. "Durante los tres primeros días de vida del bebé es normal que pierda algo de peso. Diversos estudios sitúan la media de esta pérdida entre un 5% y un 7%", afirma Montse Robles.

El contacto piel con piel y realizar tomas frecuentes siguen siendo dos prácticas fundamentales para estimular el suministro de leche. Al tercer día de vida del bebé, su estómago tiene una capacidad de entre 22 ml y 27 ml y su tamaño se asemeja al de una nuez. La cantidad de leche de la propia madre recomendable en este momento es de entre 100ml y 700ml cada 24 horas.

A la semana de nacer, el suministro de leche de la madre, por su parte, ya se ha adaptado al principio de oferta y demanda, y oscila entre 400ml y 600ml. "Entre el cuatro y el quinto día de vida, el bebé ya debería empezar a ganar peso", afirma la responsable de divulgación de Medela.

Entre la primera semana y los diez primeros días desde el parto, la producción de leche se estabiliza. El estómago del bebé ya tiene un tamaño similar a un huevo XL y una capacidad de entre 80ml y 100ml. El bebé ya ingiere entre 400ml y 1 litro de leche de la propia madre cada 24 horas. En esta fase, el bebé ya debería haber recuperado su peso al nacer.

"Entre las dos y las cuatro primeras semanas a partir del parto, el suministro de leche de la madre se estabiliza y se mantiene si las tomas son frecuentes", detalla Robles. "Según las conclusiones de los estudios promovidos por Medela, a partir del primer mes y hasta el sexto, la ingesta de leche diaria del bebé se mantiene constante", concluye.