Para combatir la depresión es fundamental que el paciente resuelva en la consulta médica y en la farmacia todas sus posibles dudas sobre el tratamiento prescrito, ya que de esto depende también la persistencia en su continuidad.

Sin embargo, no siempre ocurre así. Según datos de los expertos, cerca de un 50% de los casos de depresión no se diagnostican y cuando es así, un 15% de los pacientes diagnosticados no llega nunca a iniciar el tratamiento prescrito y ni siquiera informan al médico de ello.

Además del apoyo psicológico, el tratamiento farmacológico resulta fundamental para combatir la depresión. Para ello se recurre a los antidepresivos, que se usan para corregir desequilibrios en los niveles de las sustancias químicas del cerebro, especialmente la serotonina, un químico cerebral que transmite mensajes en el área del cerebro que controla las emociones, la temperatura corporal, el apetito, los niveles hormonales el sueño y la presión sanguínea.

La elección de un tipo u otro de antidepresivo viene marcada por aspectos como el perfil clínico del paciente, si padece ansiedad, alteraciones cognitivas o problemas de sueño, las características del fármaco y sus posibles efectos secundarios y la experiencia del profesional clínico de los distintos medicamentos.

Sobre la duración del tratamiento con antidepresivos, el doctor Miguel Roca, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, apunta que estos fármacos no crean ningún tipo de efectos de tolerancia ni adicción y que se emplean a medio y largo plazo como terapia de mantenimiento para disminuir los riesgos de recaídas o recurrencias en los casos en los que la enfermedad se cronifica.

Existen depresiones de un solo episodio en los que se realiza un tratamiento de 6 a 9 meses y que no reaparecen pero también existen muchas recurrencias. Si hay una segunda depresión aumentan las posibilidades de que se presente un tercer episodio y que la enfermedad se cronifique.

"Los tratamientos de larga duración con antidepresivos se mantienen en algunas personas con tendencia a la cronicidad como lo harían los antihipertensivos frente a una tensión elevada crónica para disminuir el riesgo de recaídas y que éstas sean de menor intensidad si se producen", aclara el psiquiatra.

Roca apunta que lo más importante es discriminar bien entre las depresiones para detectar aquellas que van a requerir mantener el tratamiento y recuerda que la depresión y la ansiedad son trastornos muy prevalentes, lo que convierte a los antidepresivos en fármacos muy recetados y que también se emplean en otros trastornos como por ejemplo los ansiosos o asociados a dolor.

No obstante, existen una serie de falsas creencias acerca del uso de los antidepresivos. Santiago Cuéllar, responsable del Departamento de Acción Profesional del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCF), apunta cuáles son los errores más comunes acerca de los medicamentos antidepresivos.

  • Interrumpir el tratamiento. A menudo se interrumpe el tratamiento por los efectos negativos que pueden presentarse antes de que se adviertan los positivos debido al tiempo de latencia en el que inician su funcionamiento. "Gran parte de los pacientes que inician el tratamiento lo dejan durante este periodo de latencia en el que pueden aparecer efectos secundarios y aún no ha mejorado la depresión. Por eso es muy importante la labor de concienciación también desde la farmacia de que es importante mantener la terapia hasta que muestra su eficacia", señala Cuellar.
  • Uso de alcohol. No se aconseja y de tomarse se debería hacer en mínima cantidad y durante las comidas ya que el alcohol trastorno la bioquímica de la depresión, complica y potencia los efectos negativos de la depresión y es un inductor de la destrucción orgánica más rápida de los fármacos.
  • Tratamiento por largos períodos. El uso a largo plazo de los antidepresivos no limita sus efectos como puede suceder en el caso de las benzodiacepinas (ansiolíticos e hipnóticos) que generan tolerancia y a los tres o cuatro meses pueden desaparecer los efectos para los que se recetó el fármaco. En el caso de los antidepresivos se pueden mantener durante periodos más largos con dosis más bajas para evitar posibles recaídas.
  • Banalización. Su amplia utilización ha provocado que se haya banalizado excepcionalmente el uso de los antidepresivos y no son sustancias inocuas, deben dispensarse en farmacias y ser utilizados con indicaciones precisas. "Ningún medicamento funciona de forma singular, requiere de una acción continuada para que se produzca la acumulación de neurotransmisores, si se utiliza de forma puntual sólo puede obtenerse un posible efecto placebo y los efectos adversos sí pueden aparecer", apunta Cuellar.
  • Desechar los restos. Por último, el farmacéutico recuerda que es importante por ello insistir a pacientes y cuidadores que eliminen los restos de tratamientos ya que los antidepresivos son fármacos asequibles y guardarlos no supone un ahorro sino un peligro para otros adultos y niños.