El cepillado de los dientes es básico para mantener una correcta higiene bucodental. Este hábito es fundamental para disminuir el riesgo de sufrir patologías orales, como la caries. Aunque por si solo el cepillado no garantiza una correcta limpieza de la boca -debe complementarse con otros métodos de limpieza como el hilo, la seda o el raspador lingual-, lo cierto es que el cepillado juega un papel fundamental en nuestra salud bucodental.

Sin embargo, existen ciertos hábitos que repetimos a diario durante el proceso de limpieza de los dientes y que no realizamos de forma correcta. Y es que aunque el cepillo puede ser un magnífico aliado para nuestra salud bucodental, en determinadas condiciones puede convertirse en un enemigo para nuestra boca.

Uno de los errores más habituales que cometemos es cepillarnos los dientes justo después de comer. En este sentido, aunque pueda sorprender, limpiarse la boca justo después de haber ingerido alimentos puede ser un hábito muy contraproducente.

La doctora Mireia Alcaz explica que después de comer es mejor esperar al menos media hora antes de lavarnos los dientes. La explicación es sencilla. Cuando ingerimos cualquier tipo de alimento o bebida, inmediatamente se modifica el pH de nuestra boca, aumentando la acidez. Si nos cepillamos en ese momento, esparcimos este ácido a nuestro esmalte, que viene a ser como el escudo protector de los dientes.

De esta forma, en lugar de ayudar a limpiar nuestra boca lo que estamos fomentando es la erosión de nuestro esmalte, con el consiguiente daño a medio y largo plazo para nuestros dientes. Este es el motivo por el que es mejor esperar un rato antes de cepillarnos los dientes después de comer.

Además de esperar un rato antes de cepillarnos, otros hábitos recomendables que podemos adoptar para restablecer el pH de nuestra boca tras ingerir un alimento o una bebida son enjuagarnos con un vaso de agua o masticar chile sin azúcar. De esta forma, favoreceremos la producción de saliva y ayudaremos a nuestra boca a restaurar el nivel de pH adecuado.

En cualquier caso, este no es el único error que cometemos a la hora de cepillarnos los dientes. Existen otros hábitos, indica la doctora Mireia Alcaz, que no realizamos de forma correcta cuando usamos el cepillo.

Por ejemplo, no es conveniente mojar el cepillo antes de lavarnos los dientes, que si éste está seco se arrastra mejor la suciedad y se eliminan mejor los restos de alimentos. Además, tampoco es recomendable poner demasiada pasta, ya que un exceso de espuma no ayuda a un correcto cepillado. Por último, enjuagarse demasiado una vez ha finalizado el cepillado tampoco es un hábito recomendable. Y es que de esta forma no se permite que el dentífrico actúe y que el flúor fortalezca el esmalte o la clorhexidina lo haga con las encías.

Estos consejos son especialmente recomendables en el caso del cepillado de dientes nocturno, el más importante del día por la acumulación de bacterias y de restos de alimentos acumulados a lo largo de toda la jornada.