Es la frase que muchos se están diciendo ahora mismo, y yo soy uno de ellos. Gritemos con fuerza: ¡Yo no necesito el Apple Watch!¡Ya está bien hombre! Uno empieza a estar muy cansado de esa manía que tienen algunas compañías por meternos con calzador tecnología que para nada necesitamos. Y nosotros, como borregos, acudimos en masa a la tienda a hipotecarnos durante meses -e incluso años- para comprar el último gadget surgido al mercado. ¡Es hora de decir basta!

Esta maldita e insana fiebre se inició con los televisores planos. ¡Dichosas pantallas! Éramos felices con nuestros televisores de tubo, anchos como Castilla y repletos de imperfecciones. Con aquel sonido tan lamentable y aquella imagen imperfecta, que se perdía en cuanto un pájaro se posaba en la antena colectiva. ¿Para qué queremos un televisor plano con imagen en alta definición? ¿Para qué? ¿Eh? ¿Para poder disfrutar de una imagen nítida y casi perfecta con un sonido cristalino y poder ver películas, series y partidos de fútbol en alta definición y en 3D? Estooooooo... Vale, quizás la tele en alta definición sí sea un buen invento...

¿Pero qué me decís de los smartphones? ¿Eh? ¿Qué pasa con esos malditos engendros del demonio llamados 'teléfonos inteligentes'? Yo era muy feliz con mi teléfono antiguo, con sus botoncitos y sus teclas, tan monas ellas. Vale, en ocasiones se caían y había que tirar el móvil a la basura, pero ¿qué me decís de la batería? Esas baterías que duraban días... Pero llegaron los smartphones, con sus pantallas táctiles, sus juegos, sus vídeos, sus fotos, sus youtubers y sus redes sociales... Bueno vale, lo reconozco, no podría vivir sin mi smartphone...

¿Pero qué pasa con las tabletas? ¡Las tabletas! ¡Eso sí que no lo necesito! ¡No sirven para nada! ¡No necesito las tabletas! ¡No necesito el iPad! No puedo usar el Office... bueno, eso sí. ¡Pero no tienen puerto USB! Bueno, eso también lo tienen, e incluso almacenamiento sin cables vía wifi... ¡Y no tienen teclado! Vale, también se lo puedes poner, y encima sin cables. ¡Pero no pueden sustituir a mi ordenador!... Bueno, la verdad es que sí, y también le puedo conectar un monitor, un teclado y usarlo por completo no solo como un ordenador, sino como mucho más gracias a los cientos de miles de apps que existen y que no hay para ordenadores... ¡Mecachis!

¡Está bien! Somos más felices con televisores planos, teléfonos inteligentes y tabletas, pero ¡de ninguna manera quiero un reloj inteligente! ¡Yo no necesito el Apple Watch! Seamos honestos, ¿para qué quiero un reloj que me dice discretamente si tengo mensajes, correos o whatsapps sin necesidad de mirar el teléfono? ¿Es realmente necesario un reloj con el que podré responder a todos esos mensajes usando mi voz?

Ya me imagino el ridículo de usar el reloj a modo de mapa interactivo, viendo el camino hacia un lugar desconocido, y descubriendo lugares recónditos en mis vacaciones gracias a toda la información de la red y a la geolocalización, todo metido en un bellísimo y elegante reloj de pulsera. ¡Es absurdo! ¡No lo necesito!

¿Para qué voy a querer poder ver dónde está mi hijo pequeño, viendo en un mapa la geolocalización del chiquillo? De verdad, no necesito saber cuánto he caminado, las calorías que he quemado ni mi estado de salud en el reloj, ni que este monitorice toda mi actividad física. No necesito la comodidad de ver en el reloj de forma discreta quién me llama y no responder si no lo necesito. Yo no necesito un Apple Watch...

Demonios, este artículo no me ha quedado como yo esperaba... Maldita tecnología.