Facundo Campazzo (Córdoba, Argentina; 23 de marzo de 1991) está acostumbrado a los desafíos. Cuando era un niño de cuatro años y su madre le llevó a un club de su ciudad natal con el único fin de que saciara su hiperactividad, se encontró con que era el más bajito de la clase. Pero este argentino que el jueves fue el jugador mejor valorado de las dos primeras eliminatorias de la Copa del Rey (33 puntos), merced a 18 puntos y 7 asistencias, halló en su corta estatura otro motivo para crecerse.

Después de coquetear con el fútbol, decidió que el baloncesto, ese deporte para niños altos, era lo suyo. Con 17 años debutó en la máxima competición de su país y en 2010 fue el MVP del torneo. Su nombre empezó a escucharse en las oficinas de los mejores clubes de Europa, que llamaron a la puerta de su representante, Claudio Villanueva, para conocer su situación.

El título de la Liga de las Américas y la convocatoria para los Juegos Olímpicos de Londres llegaron tan rápido como es capaz de manejar el balón entre sus manos. Y entonces apareció el Real Madrid y el salto a Europa en 2014 con un contrato por tres temporadas que posteriormente se amplió a cuatro.

Su estreno en la ACB, sin embargo, no fue como él, base de fantasía, había dibujado en su cuaderno. La temporada 2014-2015, de hecho, resultó muy complicada. Acostumbrado a jugar en su país una media de 30 minutos, se encontró con un rol muy diferente, de actor secundario, una situación que le costó asimilar.

Además, una lesión complicó aún más el proceso y era habitual verlo sentado al fondo del banquillo. Y a ello se unió la imposibilidad de conseguir el pasaporte italiano.

Murcia, el mejor sitio para seguir creciendo

En el verano de 2015 dio un paso atrás para después dar dos hacia adelante. El modesto UCAM Murcia llamó a la puerta de la casa blanca a través de su director general, Alejandro Gómez, quien convenció a Alberto Herreros de que el mejor destino para que este base siguiera creciendo y ganara tiempo para conseguir la condición de comunitario, no era otro que este equipo acostumbrado a vivir en la parte baja de la tabla que acababa de contratar a Fotis Katsikaris como entrenador, pero que había crecido en ambición en los últimos tiempos.

Al igual que le había ocurrido con Pablo Laso, le costó adquirir la filosofía de juego del griego, con el que se reencontrará en las semifinales de esta Copa del Rey de Las Palmas de Gran Canaria. Pero cuando la asumió se permitió el lujo de dar 15 asistencias en un partido ante el Movistar Estudiantes o de anotar 25 puntos en el WiZink Center en el primer partido de los play off contra el Real Madrid, una actuación que levantó ampollas, ya que la mitad de su sueldo la asumía la entidad madridista.

Espectacular asistencia de Campazzo en los cuartos de final de la Copa. Vídeo: Twitter/@MovistarBasket

Los murcianos, bajo su batuta, se clasificaron por primera vez para la Eurocup en un año donde cambió la estrategia en los despachos para conseguir que no ocupara plaza de extranjero, ya que desde Italia, pese a contar con un antepasado, se le negó la doble nacionalidad. Esa 'carga' permitió al UCAM lograr por segundo año consecutivo su cesión. Y Campazzo volvió a crecer, a convertirse en un base más completo aunque vivió un momento crítico de la temporada, y consiguió el pasaporte español el pasado mes de año por años de residencia en nuestro país.

Ofertas de la NBA

Pese a que jugó algunos partidos lesionado e incluso tuvo que lucir una máscara protectora por una fractura del tabique nasal, promedió 14 puntos y 6 asistencias. Atrajo a ojeadores de varias franquicias de la NBA, pasando por el Palacio de los Deportes de Murcia en diferentes momentos técnicos en Europa de Atlanta Haws, Indiana Pacers, Milwaukee Bucks, Oklahoma City Thunder y Detroit Pistons.

Pero el Real Madrid ya no lo quiso dejar escapar, aunque en junio de 2018 se acaba su compromisos con los blancos. "Por su carácter, Facundo no es un jugador que pueda estar en el banquillo", afirma Claudio Villanueva, agente de Campazzo y también de Luis Scola, entre otros muchos: "Cuando vaya a la NBA no va a ser por dinero, porque no es un base para ser cola de banquillo. Después de los Juegos se habló de Milwaukee, Indiana y Detroit. "Me encantaría que pudiera dar el salto en el futuro, pero debe ser un salto seguro", declaraba hace unos meses el argentino.

Campazzo es alegre, jovial. Todos los veranos realiza unas divertidas entrevistas a compañeros de su selección bajo el título 'A la cama con Facu' y que tienen miles de reproducciones en el canal Youtube de su equipo nacional. Mata sus ratos libres, que esta temporada son muy pocos, jugando al fútbol a la play, deporte del que es gran aficionado. En algunas ocasiones se le ve por el Santiago Bernabéu, aunque su equipo de la infancia es el Chacarita Juniors, un club modesto de la segunda división al que le llevaba su padre cuando era niño.

Ahora también cuida mucho más la alimentación y todos los detalles alrededor de la vida de un baloncestista profesional. "He madurado. Cada vez que me levanto intento pensar cómo ser mejor jugador tanto dentro como fuera de la cancha", afirma el base internacional argentino, que frente al Unicaja Málaga dio muestras de ese desarrollo del que habla, que de paso también le ha valido para entenderse mejor con su entrenador.

Mantiene el sueño de triunfar en la NBA, pero es algo que "ya no me obsesiona", admite un argentino que idolatra a Luis Scola y Pablo Prigioni, con quienes ha cumplido el sueño de compartir vestuario, aunque sus ídolos de la infancia fueron Marcelo Milanesio y Facundo Sucatzky, los 'padres' de esa generación de jugadores argentinos que logró el oro en los Juegos de Atenas.