Cuando hace nueve años decidió dar el paso y marcharse a vivir a México era difícil imaginar que en no demasiado tiempo Sergio Molina iba a convertirse en un referente dentro del baloncesto del país azteca. Y todo gracias a un novedoso programa de formación y los éxitos conseguidos con una modesta universidad, el Tecnológico de Monterrey, en Hidalgo.

«Intentamos implantar un modelo de profesionalidad, de trabajo, adaptando muchas cosas del baloncesto valenciano y español, que son un modelo exitoso. Ahí están los resultados del método FEB y de la Federación Valenciana (FBCV)», explica el técnico de Burjassot. Un método que ha sabido adaptar a la perfección. No en vano en las últimas seis ediciones de la División 1 de la Liga ABE (Asociación de Baloncesto Estudiantil) ha logrado tres títulos y un subcampeonato -es el primero en hacerse con estos registros-.

Algo inimaginable para un centro que «apenas figuraba, que no tenía desarrollado ningún programa de baloncesto y que ahora es el más exitoso de México». De hecho, pese a contar con una comunidad universitaria de apenas 700 alumnos, viene superando en los últimos años a universidades de hasta 20.000 alumnos. La última vez el pasado 11 de abril cuando conquistó el último título en un pabellón abarrotado con 3.000 espectadores, y otros 300 fuera siguiendo la final en una pantalla gigante.

Gran parte de culpa de este éxito deportivo y social la tiene también su mujer, Erika Gómez ‘la Cucha’, una de las mejores jugadoras que han salido del país centroamericano y que desarrolló parte de su carrera profesional durante diez temporadas en España. Por ella marchó a México en 2010 y con ella trabaja codo con codo para mantener en lo más alto a los de Hidalgo transmitiendo también «una filosofía de vida».

«Es muy importante la pasión que transmitimos, unido a la preparación que tenemos los entrenadores españoles y el compromiso adquirido con una universidad cuyas sinergias son extraordinarias y muy especiales», asegura el valenciano, que asume con naturalidad el hecho de que «la repercusión está siendo muy importante».

Algo en lo que también tiene mucho que ver el alto nivel de la liga universitaria, capaz de sacar jugadores para la selección nacional sin apenas haber pasado por el baloncesto profesional -Israel Gutiérrez, Gabriel Vázquez, Jonathan Machado o Víctor Álvarez-. Hasta la selección también ha llegado Molina, primero como asistente de Ray Santana en el combinado femenino, y recientemente de Iván Deniz en el masculino.

Por eso, y aunque «la Terreta se echa de menos» y sigue «mucho el baloncesto valenciano, al Valencia Basket, se siente «identificado y comprometido con México, al que quiero devolverle todo lo que me ha dado».

Denominación de origen al alza

Aunque Sergio Molina es el pionero, no es el único entrenador valenciano que ha cosechado éxitos en el baloncesto mexicano. Sin ir más lejos, hace apenas quince días Paco Olmos conquistaba su segundo título en tres años con el Fuerza Regia de Monterrey Fuerza Regia de Monterrey en la liga profesional (LNBP), y era nombrado mejor entrenador del año. Ángel Fernández, por su parte, se colgó la medalla de oro en la COCABA de 2015 COCABA de 2015dirigiendo a la selección femenina, y el pasado año fue subcampeón de la liga femenina con el AZTKS.