En 49 de los 50 estados de Estados Unidos el baloncesto se define como «un deporte», en Indiana, en el Medio Oeste, es mucho más. Salvando las enormes distancias -todo un océano-, lo cierto es que en Picanya, un pequeño pueblo situado en l’Horta Sud del área metropolitana de la ciudad de València, el baloncesto es, sin duda, mucho más que un deporte.

Los datos así lo demuestran. El baloncesto nació en Picanya hace más de tres décadas y en este tiempo ha pasado de ser un deporte al que, literalmente, no se podía jugar -no había pistas en la localidad- a ser el deporte de referencia en el municipio desde hace más de 10 años. Fue entonces cuando se convirtió en la actividad deportiva mayoritaria de una localidad muy conocida por su cuidado entorno urbano y por haber sabido conservar su carácter de pueblo en medio de las grandes urbes que lo rodean.

Porque lo cierto es que el club Picanya Bàsquet supera año tras año los 20 equipos por temporada y los 300 jugadores y jugadoras. Organiza, desde hace un buen número de temporadas, equipos en todas las categorías posibles del baloncesto valenciano, desde prebenjamines a senior, tanto en categorías masculinas como femeninas, con muchas de estas categorías duplicadas e incluso triplicadas. Un éxito al alcance de muy pocos clubes en toda la Comunitat Valenciana.

Cifras todavía mucho más importantes si tenemos en cuenta que Picanya tiene, tan solo, algo más de 11.000 habitantes. En este sentido, un cálculo rápido nos indica que, el número de licencias del club en esta temporada -cerca de 320-, supone prácticamente que el 3% de los habitantes del municipio son jugadores o jugadoras en activo del club. Cifras que impresionan aún más si consultamos los detallados archivos de la entidad y descubrimos que son más de 1.000 los picanyeros y picanyeras que juegan o han jugado al baloncesto en el club Picanya Bàsquet.

Es decir, casi el 10% de los vecinos y vecinas del pueblo han vestido los colores del club. Prácticamente, cualquier familia del municipio tiene o ha tenido jugadores de baloncesto entre sus miembros. El baloncesto, es un hecho, supera holgadamente las cifras de practicantes de cualquier otro deporte en el municipio -incluido el más relevante a nivel nacional, el fútbol-. El baloncesto es, con mucho, el deporte federado más practicado en Picanya, tanto en datos de esta temporada como en toda la historia del municipio. El resultado de todo esto es que cada fin de semana más de 300 picanyeros y picanyeras se visten de naranja para jugar al baloncesto, si sumamos a las familias, el resultado supera sobradamente las 800 personas.

El pabellón deportivo municipal es un hervidero de baloncesto cada tarde donde entre las cinco de la tarde y las diez de la noche los balones no paran de volar por la pista. Los fines de semana el `Butano Arena´, como llaman al pabellón en el club, encadena partidos desde las 9 de la mañana hasta las ocho de la noche. Sábados y domingos, y a lo largo de la temporada, acoge cerca de 300 encuentros con una grada donde siempre hay público y que se llena cuando juegan los primeros equipos del club. Un graderío que se queda sin asientos libres en eventos como la presentación del club, que reúne a más de 1.000 personas, en el evento deportivo con más presencia de público de los que se celebran en el municipio.

Otra prueba del fuerte arraigo del club lo encontramos en el mundo digital, el club Picanya Bàsquet supera ampliamente los 3.000 seguidores en redes sociales y su web, auténtica memoria viva del club, y actualizada semanalmente desde el 27 de febrero de 2002. Esto le permite recibir miles de visitas. Sin duda es este carácter ‘social’ el que mejor define al club picanyero, el pabellón es punto de encuentro, los equipos se forman por edades -sin distinción de nivel- para fomentar la amistad entre jugadores, el espíritu de grupo, los entrenadores y entrenadoras son jugadores del propio club o lo han sido… padres y madres llenan las gradas durante los entrenamientos y, de ahí, también van surgiendo amistades que perduran más allá del mundo del baloncesto.

Además el Picanya Bàsquet también destaca por su compromiso social. Intenso ha sido el trabajo para incorporar a la mujer al club, no solo como jugadoras -con equipos desde benjaminas a senior-sino también como entrenadoras -de equipos masculinos- o directivas. Destacable es el hecho de que su equipo junior femenino luce en su camiseta de juego el eslogan ‘Avancem en igualtat’. También es reseñable el trabajo en temas de medio ambiente. Este mismo año ha sido el primer club en eliminar por completo el papel en la gestión administrativa y ya trabaja para reducir al mínimo las botellas de plástico de un solo uso.

Pero el baloncesto también es competición, y a pesar de no ser una prioridad del club, lo cierto es que en estos más de 30 años de historia el baloncesto picanyero luce en su currículum más de treinta títulos oficiales de la Federación de Baloncesto de la Comunitat Valenciana.

Más de treinta títulos que se distribuyen en todas las edades del baloncesto valenciano desde benjamines a senior tanto en categoría masculina como, y lo destacan con orgullo, en femenina. Más de treinta títulos oficiales que los convierten, con mucho, en el club más laureado de la historia del municipio. Todo además construido desde el voluntarismo y el trabajo desinteresado de personas convencidos y convencidas como están de que el deporte, en este caso el baloncesto, más allá de victorias y derrotas, supone un valor fundamental en el desarrollo, mejora y crecimiento de los jóvenes, de la comunidad, del pueblo. Y es que en Indiana, EEUU, el baloncesto es algo más que un deporte y en Picanya, en l’Horta Sud, también.

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