Un hombre en estado de embriaguez perdió la mano y parte del brazo en la región rusa de Múrmansk, al noroeste del país, al ser atacado por un oso.

El hombre se divertía con sus amigos, cuando tuvo la temeraria idea de tocar al animal, que permanecía aislado en una jaula. No se lo pensó dos veces y metió el brazo en la jaula, haciendo caso omiso de los avisos de sus amigos, que trataron de convencerle para que no lo hiciera.

Al principio el oso pareció agachar la cabeza para dejarse acariciar, pero de repente se revolvió y sorprendió al hombre, devorando parte de su mano. La escena fue filmada por un amigo, que acudió rápidamente en su ayuda.