El policía blanco Derek Chauvin ha sido detenido este viernes por su supuesta responsabilidad en la muerte de George Floyd, un joven afroamericano, al que aplastó la garganta cuando procedía a arrestarlo en Minneapolis, un hecho que ha desencadenado una ola de protestas en el país.

El comisionado de Seguridad Pública de Minesota, John Harrington, ha anunciado que Chauvin ha sido arrestado por su presunto papel en el fallecimiento de Floyd y acusado de homicidio.

Rebelión en Minneapolis y reacciones desde la NBA

La muerte del joven afroamericano ha derivado en una oleada de indignación y de disturbios protagonizados por este colectivo, que se ha rebelado una vez más contra las actitudes racistas de algunos policías. La mecha prendió en Minneapolis pero ha alcanzado ya a todo el país y a un símbolo como la NBA.

El exNBA Stephen Jackson era gran amigo del fallecido. "Cualquiera de allí sabe que eras mi hermano. No muchos salieron, pero mi gemelo estaba feliz por haberlo hecho. Voy a seguir haciéndote sentir orgulloso. Me enfada tanto que después de todas las cosas por las que pasaste cuando llegaste a tu mejor versión te saquen así... descansa Easy Twin".

El caso tiene un grave precedente, cuando en 2014 Eric Garner falleció tras otro caso de brutalidad policial mientras gritaba "no puedo respirar" y que desató otra ola de protestas, también de muchas personalidades y deportistas, como LeBron James, Kevin Garnett, Derrick Rose... Ahora con la muerte de George Floyd han vuelto la revolución: "¿Entendéis ahora? ¿O todavía os parece borroso?", recordó LeBron James comparando la rodilla del policía sobre Floyd con la posición de Colin Kaepernick cuando se negó a escuchar de pie el himno nacional.

Otra gran estrella de la NBA como Stephen Curry mostró su indignación: "George no merecía morir. George pidió ayuda y fue simplemente ignorado. Su vida negra no importaba. George fue asesinado. George no era humano para ese policía que le quitó la vida lentamente".

Al margen de la NBA, el deporte ha criticado igualmente la brutalidad policial, como Lewis Hamilton, Simon Biles, Sloan Stephens, e incluso el díscolo tenista australiano Nick Kyrgios, que lo resumió así: "Un país, dos sistemas".