No sé qué es lo que quiero conseguir, pero admito que la Casa Blanca y casi todo lo que le rodea es mi obsesión permanente. Quizá por ello para más de uno de por allá por la M30 soy bastante deficiente, pero, amigo, si alguna vez has confiado en mí y no he sido suficiente, dime qué puedo hacer por ti. Lo siento, no soy un simple visitante o un vendedor ambulante que no llega al corazón, soy un tipo al que un 9 de septiembre le resulta deficientemente alucinante que teniendo en cuenta la cuenta corriente de Florentino, a la gente le resulte sorprendente que el Real Madrid fiche a un árbitro. Pero, chicos, ¡qué esperabais!

Tal como lo procesa mi mente, me resulta manifiestamente deprimente comprobar que la gente ha olvidado ya —consciente o inconscientemente— el día en que Raúl se tiró aparatosamente en la ´Cueva de Alí Babá´ y un árbitro cagoncete pitó penalti. Y ante las críticas que arreciaban desde una entonces creciente y valencianista corriente, salió raudo su presidente a denunciar que lo de Raúl había sido un penalti ejemplarizante. ¡Y en tono convincente! Sé que soy poco prudente, pero tengo que decirle a mi gente que hace demasiado tiempo que dejé de tener fe en la corriente. Por ello, querido lector, te pido un favor, fíjate en la que acabas de elegir y tira ´palante´, porque yo podría cantarle a los colores de tus ojos y podría llevarte a un mundo extraño de ilusión, pero me conformo y no quiero comerte el coco y te cuento lo que vivo. Busco comunicación. Mientras tanto, ya lo ves, seguiremos esperando. Mientras tanto, hay una plaza vacante, así que corre, corre, corre, que te van a echar el guante... (Me da igual si al final Florentino se echa para atrás. Sólo la intención es denunciable)