Por una vez no tengo la intención de querer faltarle el respeto a nadie, pero sí quiero decir que me da absolutamente igual que el Chori tenga un recuperador de su confianza. Y me da igual por muchas cosas. Porque nos ha dado igual antes —a mi el primero—, cuando recuperadores de confianza de ahora estaban fuera, y segundo porque me importa mucho más el interés del equipo y en definitiva del club, que el más que probable y a la vez comprensible enfado —por intromisión externa— de un miembro del cuerpo médico, de todo el cuerpo médico en bloque o del mismísimo jefe de los servicios médicos, que por otra parte no sé si están enfadados. Y ya digo que no lo sé porque no me importa.

A mí lo que me importa de verdad es que el Chori se ponga bien y que de una vez por todas aporte al equipo todo eso que muchos dicen que tiene. Estoy muy harto de historias raras porque yo lo que quiero es que el Chori coja la pelota y se vaya hacia la portería contraria como un rayo, que es lo que me han dicho que mejor sabe hacer. Y que con el balón escondido sin que haya manera de trincárselo, siembre el pánico en las defensas rivales; pim, pam, todas por el aire una tras otra. No echaré mano de mi demagogia habitual para decir que si en unas semanas el Chori la rompe será gracias al nuevo recuperador este que se ha traído de la Rusia del bien amado Zar, aunque admito que siento la tentación —y no lo digo porque será gracias a muchas cosas y a diversas personas y recuperadores— . Y tampoco diré que es una muestra de las ganas que tiene el argentino por jugar en el Valencia porque sigo esperando paciente y esperanzado a que hable en el terreno de juego. Ya he dicho alguna vez que en lo que a medicina se refiere, no paso del neobrufen para las mañanas resaqueras... Y lo mantengo, porque «yo me mantengo con las pocas cosas que yo tengo, con los pocos sueños que yo tengo y con las pocas cosas que me dabas tú...». Ahora solo falta que el Chori lo mantenga también.