Dos partidos de Liga y dos victorias. Una muy clara y merecida —la de Málaga— y la de ayer, más sufrida y hasta más discutida. No me atrevo a calificarla de injusta porque al fin y al cabo es el Valencia el que tiene a César de portero —sé que puedo parecer un poco más gilipollas todavía, pero aunque sólo llevemos dos partidos oficiales, lo voy a decir bien alto: ¡LLORENTE, CÉSAR RENOVACIÓN YA!—, es el Valencia quien tiene a Mata jugando por detrás del delantero —y a mí que no me gustaba...—, es el Valencia quien tiene a Aduriz bajando balones imposibles, es el Valencia quien tiene a Vicente tratando de encontrarse a sí mismo —camino de ello va— y quien tiene a Joaquín empeñado en ser importante. El Racing tiene otras cosas pero insuficientes para ganar en Mestalla y eso que tuvo al Valencia a su merced en muchas fases de la primera parte. Quizás por ello cuando acabó el choque en el vestuario del Valencia no se celebró la victoria, porque los jugadores saben que han de ser muy autocríticos consigo mismos y con los noventa minutos que hicieron ayer. Y saben también que el martes tienen que salir a morder desde el primer minuto. Lo harán.

Pero eso lo dejo para los jugadores, que para eso cobran mucha pasta y son profesionales. Hoy es domingo y para mí sólo hay una lectura: dos partidos de Liga y dos victorias. Una lectura y una canción. La de Berto Romero, el feo de gafas que sale en Buenafuente, que le ha dejado la novia y no se le ha ocurrido otra cosa que ponerse tetas. Pues eso, que nosotros ya tenemos dos tetas... Madrid y Barça no. Partido a partido y tetita a tetita... ¿o era tacita a tacita? (Por cierto, tenemos dos tetas y seis puntos y todavía no ha jugado Soldado... ¡Imagínense!)