Comienzo a escribir esto y ando hipnotizado por el buen partido del portugués Manuel Fernandes en Gijón —en lo que se puede calificar por mi parte como una reconciliación con la esencia del oficio de futbolista de la que por momentos ya dudaba— cuando de casualidad escucho en una emisora de radio cavernaria que el «Valencia es líder en solitario a la espera de lo que haga el Real Madrid en Valencia...». Han tenido que venir a Valencia y caer a manos de un equipo valenciano para darse cuenta de que el Valencia es el líder.

Admito que solo por ello me dan ganas de jurar amor eterno a los colores granotas, pero por muy merecida fama de antimadridista que mi menda lerenda tenga, creo que no va a colar, y además, me parece que eso de ser levantinista —pero de verdad, no de boquilla o del Madrid y del Barça— es algo lo suficientemente serio como para que salga yo a bromear con ello. Dicho esto, lo cierto es que momentáneamente y momentáneamente, el Valencia ya es líder en solitario gracias al permiso del galáctico Real Madrid, por supuesto. Por lo demás, pido perdón si en este pedazo de periódico en el que escribo lo que quiero ya he gastado demasiada tinta con el Madrid, pero es que del Valencia, por encima de todas las cosas, solo se me ocurre decir una cosa; el fútbol es cuestión de actitud. Y a actitud, no nos gana nadie. ¡Pero nadie!