La gallina le decía al pollo que poco a poco, —el chiste es en valenciano— y así es como llegará la merecida renovación de contrato de Juan Mata; poco a poco según el libre de ruta de Manuel Llorente, que pese a quien pese, es elque manda. Dice el dicho que más vale tarde que nunca, y aunque a muchos nos hubiera gustado poder escribir esto hace meses, lo cierto es que es una noticia de las que gusta escribir. Pero en la segura renovación de Mata hay algo mejor que la notícia en sí misma, y es el juego de Mata. Harto estaba yo de escuchar o leer que el bueno de Juan estaba triste y se sentía maltratado por el Valencia —lo primero lo puedo entender y lo segundo me parece una gilipollez importante, pero como hoy estoy feliz y con ganas de irme a casa, lo dejo ahí porque prefiero centrarme en lo que hace el jugador y pasar de lo que algunos dicen—, pues eso, que decía yo que estaba harto de leer y escuchar que el jugador estaba triste y que probablemente no volvería a ser el que fue hasta que no se adecuara su sueldo a su rol en el equipo. Parece evidente que quien lo dijo, con buena o mala intención, no conoce al chaval. Si Mata no empezó bien la temporada no fue por las discrepancias económicas, —es bastante sensato como para hacer eso—, de hecho, todavía no ha firmado su segundo contrato con el Valencia y ya el pasado martes realizó el que posiblemente ha sido su mejor partido de la temporada. Y si Mata estaba jodido era precisamente porque no se veía bien en el campo. Si lo han mareado jugando un día de media punta y otro de extremo lo dejo para la opinión del personal, pero que sepan, que Juan ni tiene trampa ni tiene cartón: «Y ensucio mi corazón, que acababa de vender en el barrio que jugaba a crecer sin dirección. Juntos en el callejón, compartíamos ayer. Y vivíamos sin trampa ni cartón».