Imaginemos que hay un futbolista que cobra un millón y medio de euros al año —y en el Valencia hay más de uno—. Imaginemos también que el futbolista es coherente y como apoya a muerte la propuesta de la AFE —cuestión que no tiene nada reprochable— los cuatro días de huelga, pues ni juega ni tampoco entrena. Es lógico. Tan lógico como que su club, tiene que descontarle del sueldo esos cuatro días en los que el futbolista en cuestión no ha trabajado —ni ha jugado partido, ni ha entrenado—. Pues bien, ¿saben cuánto dinero debería descontarle el club a nuestro futbolista imaginario, ese que gana un millón y medio de euros? Agárrense que viene curva... ¡16.438 euros!

Y curvas peligrosas

Ahora imaginemos que ese futbolista imaginario es uno muy bueno que juega en los guapos o que es otro menos bueno que juega en los galácticos, y convengamos por ejemplo que ganan unos diez millones de euros, que seguro no nos equivocamos mucho —o que incluso nos quedamos cortos—. Pues bien, si estos dos futbolistas tan buenos hicieran la huelga en toda su consecuencia y de manera coherente, dejarían de ganar ¡109.589 euros! ¿Van a hacer la huelga como toca? Teniendo en cuenta esto, ¿se considera huelga si van a entrenar? Lo digo porque si entrenan sí que cobran.

La pregunta que no quiero hacerme nunca

Vender a Mata es un problemón. Siempre. Da igual si antes has vendido a Silva y a Villa porque de esas ventas dependía la supervivencia del club. Incluso, da igual si vender a Silva y a Villa te ha salido bien —porque a Llorente, lo de vender a Silva y a Villa le ha salido bien—. El caso de Mata es diferente. Vender a Mata ahora es otra cosa porque ya sabemos que la salvación del club no depende de ese dinero. Por lo tanto, no hay más remedio que, parafraseando al propio Llorente, venderlo por una cantidad escandalosamente escandalosa. Pero claro ¿treinta millones se considera una oferta irrechazable o escandalosamente escandalosa? Alguien me ha hecho una pregunta que ha dejado en rompas filas a mi neurona preguntona y resuena en mi cabeza una y otra vez: «Carlos, dices que no venderías a Mata por treinta millones de euros... pero ¿tú ficharías a Mata por treinta millones de euros?». Ante mi silencio el colega remató la faena... «¿lo ves? ¿ves como hay ofertas difícilmente rechazables?». He intentado decirle que yo soy de la peña valencianista Juan Mata y que lo mismo hablo con el corazón, pero como sabía que no le iba a convencer, me he callado. (Posdata. Si los nervios del estreno me lo permiten y llego vivo al día cinco de septiembre, de estas cosas quiero hablarles en el SUPERMURCIÉLAGO, un programa de Levante-TV. Ya les iré contando poco a poco...)

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