Al final el derbi nos ha durado unos días. Hubiera molado más un partido reñido para la vuelta en Orriols, pero un gol en el último minuto condena a los granotas a centrarse en la Liga y permite a los valencianistas seguir remando. No es que este Valencia me incite a soñar, ni mucho menos —de hecho, lo que me da son pesadillas—, pero me atrevo a decir que en semifinales, ante el Barcelona, daremos más guerra pero menos patadas que el Madrid de Mou y Pepe, aunque eso tampoco tiene tanto mérito.

Los del minibús

No sé qué será lo que tiene el Levante pero no me fío ni un pelo a pesar de que ni yo mismo hubiese podido imaginar una superioridad tal, al menos en lo futbolístico. Y eso que ya de lejos se veía que el empuje de los granotas no es el que fue y que sin la capacidad de igualar las fuerzas, todavía se impone más la calidad. Todavía recuerdo lo que dijo alguno hace ahora algo más de un año cuando el Villarreal le dio la vuelta a una eliminatoria de Copa en El Madrigal. Creo que dijo algo así como que los amarillos son el mejor equipo de la Comunidad Valenciana... «Con su pan se lo coma», pensé en ese momento, «me da igual ser el mejor equipo de la Comunidad Valenciana porque es una rivalidad que no veo por ningún sitio». El título apenas les duró unos meses, pero no descarto que alquilaran un minibús para celebrarlo. Con el Levante no es lo mismo, sí que me gusta pensar que, de momento, pese a la crisis de ilusión y dinero del Valencia, y pese a quien pese, el mío es el mejor equipo de Valencia. Es lo que hay. ¿Será porque los granotas no se callan ni bajo del agua? Será por eso... Aunque bien mirado, hacen bien. Pues bueno, pues no será por eso.

´Tu alucinas´

Lo de la segunda parte fue como si Emery les hubiera puesto a sus jugadores ´Tú alucinas´ de la Polla Records. El Valencia quería «tener el control de la situación más allá de la locura, más allá de la cordura y más allá de la razón» después de haber encajado un gol en contra que metía a los granotas en la eliminatoria, pero lo confundió con cierta comodidad ante la bisoñez futbolística de los otrora espartanos del Levante, que aunque se mantienen firmes en su particular Paso de las Termópilas, pierden efectivos conforme avanza la temporada.

Colgarse del larguero

No entendí qué hacía Munúa colgando el balón al área del Valencia en el último minuto de partido. Es como si los granotas hubieran tirado por la borda todo lo bueno que hicieron en la segunda parte en un exceso de alegría. Sé perfectamente que Munúa encaja el gol por un rebote tras un disparo del Tino —como en el gol de Koné, que un mal control de Pallardó terminó siendo bueno—, pero ese contragolpe final del Valencia fue como una metáfora que le daba la razón a Juan Ignacio Martínez cuando dijo tras perder 3-0 en San Mamés que su equipo no se cuelga del larguero.

twitter.com/Carlos_bosch