Para un tipo como yo al que le gusta levantarse y gritar a la primera falta a favor que no le pitan al Valencia y que disfruta quitándose de encima complejos de su profesión para ver los partidos de su equipo sentado en la silla de un bar, es buena idea ver, aunque sólo sea de vez en cuando, un partido junto a alguien algo más sosegado y de opiniones más comedidas. No fue un plan preestablecido pero se hicieron las nueve de la noche y estaba más solo que la una dispuesto a ver el encuentro ante el Stoke City cuando se apareció alguien a mi lado. Cenamos viendo el fútbol y hablamos largo y tenido. Mola ver crecer a Feghouli, mola ver a Piatti dar la cara por muchas patadas que le den —y le dieron—, mola ver currar a Aduriz y mola más tener que cenar tranquilo cuando el rival mete un balón en el área porque Guaita saca sus alas poderosas en busca del sol.

paciencia

la madre de la ciencia

Conclusiones más o menos inmediatas saqué más de una, pero por encima de todas una; paciencia. Dicen que es la madre de las ciencias y será por eso que yo tengo poca, porque lo que me pide el cuerpo en estos momentos, sentado frente al teclado del ordenador de mi hija tratando de arrejuntar cuatro ideas, es escribir sobre la posibilidad de jugar la final de la Euroliga o —¿por qué no?— consumar la venganza copera sobre el Barcelona arrebatándole de manera definitiva la Liga este domingo aunque vaya a parar a manos de Mourinho. Pero aunque sea por un día me limitaré a constatar que no está tan flipado Emery como se deducía tras los comentarios inmediatos a su alineación, ni es Topal el remedio a todos los males. Lo del turco es una excelente noticia porque estamos ante un futbolista que parecía definitivamente perdido para la causa y porque de aquí a la final de la Euroliga van a hacer falta todos —no tengo remedio, lo admito—, pero ha dado suficientes muestras como para que apliquemos con él algo de la paciencia de la que hablaba antes. Topal es un mediocentro defensivo al que no podemos pedir que decida partidos por mucho que su gol nos haya dado, prácticamente, la clasificación con el asunto este de que los goles fuera de casa valen por dos. Lo de Emery no es más que la constatación de que estamos ante un tipo que prepara tan a conciencia los partidos que a poco que el rival sea como el de anoche, y teniendo lo que tiene, le da para ganar más o menos plácidamente. Otra cosa será lo del domingo. Dicho y escrito esto, retiro todo lo anterior. ¡Tiembla Guardiola!

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