Es fácil decir eso de prefiero un Valencia en manos de valencianos con la única aspiración de poder jugar en Europa si lo haces muy bien, antes que comenzar un proyecto ilusionante y ambicioso de la mano de un señor de Singapur. Es tan fácil decirlo como escribirlo. No sé cómo es de fácil experimentarlo, o mejor dicho, sufrirlo, pero les aseguro que para mi el fútbol es muy fácil; quiero que mi equipo gane. Y quiero que gane hoy en Eibar. En esta vida hay gente que es del Real Meseta, lo que supone un punto de partida para admitir que cada uno puede hacer lo que le dé la gana libre al sol y al viento repartiendo el amor que lleva dentro, es decir, que si hay gente que admira a David Bustamante y es del Real Madrid, pues hay valencianistas que se toman el valencianismo como quieren, y esto último de los valencianistas lo digo con todo el respeto del mundo, -lo otro la verdad es que no-. Dicho y matizado lo anterior, en lo que a mi respecta me cuesta aceptar que para que el Valencia siga en manos de valencianos tengamos que tomar casi por norma perder en Eibar, porque a eso nos llevaba el ´modelo valenciano´, a una larga travesía por el desierto para mantener ´nuestras raíces´, o lo que es lo mismo, tener un equipo ´regulero´. Miren, existen los madridistas y por lo tanto pueden existir los valencianistas dispuestos a perder en Eibar con tal de que alguien de fuera no compre las acciones de la Fundación, pero siempre he pensado que el valencianista es ganador por naturaleza y se siente ganador allá a donde va, y que esas son sus verdaderas raíces. Luego puede perder, ganar o empatar, pero eso es una cosa y aceptar que lo normal es que el Eibar nos toque la carita para seguir siendo ´valencianos´ es otra. Les voy a contar algo que me pasó ayer. Estuve un buen rato intentado que Javier pudiera tener entradas para el partido de hoy. Vive en Bilbao y compró las entradas por internet en la grada visitante para poder estar con el resto de valencianistas en Ipurua hoy, pero un fallo en la mensajería le había dejado en fuera de juego. Hablé con él a través de tuitter y washap para tratar de enviarle las entradas a Eibar a través de aficionados que hoy estarán allí. Primero me llamó la atención que me escribía ´aúpa Carlos´, que suena a muy vasco, porque yo pensaba que era un valenciano que vive circunstancialmente en Bilbao. Una vez solucionado el problema me llamó para darme las gracias. Me dijo que se llama Javi Echevarria y además tenía un acento de vasco del mismo centro de Bilbao...¿me entienden ahora? PD: No intento repartir carnets de valencianismo, solo doy mi opinión. Esto ha cambiado para siempre y puede que para mejor.

¡Placa placa!

La placa que conmemora el nacimiento de lo más grande que hay en esta vida amaneció hace unos días con insultos. Me ha hecho pensar. Mucho. He tratado de ponerme en el otro lado pero he durado poco porque tenía miedo de que me robaran la cartera. De repente, mi neurona preguntona que por lo visto se hace mayor me dice, «Carlos, no seas ´capsòt´ y piensa un poco, que ya no eres un crío; ¿qué habrías hecho hace veinte años si una noche con los colegas te hubieras encontrado una placa en el suelo que dice ´aquí se fundó el Real Madrid y bla, bla, bla´...». ¿Qué haría yo si me tropiezo con el sitio en que se fundó el Real Madrid...? Muy fácil, ¡todo el mundo al suelo que nos van a atracar seguro! ¡Al suelo he dicho!

Bien Nuno otra vez

El entrenador del Valencia cada día que pasa se va pareciendo más a lo que es un entrenador de toda la vida, es decir, es más aburrido, pero no si eso es necesariamente bueno o malo. En agosto, eufórico por la primera victoria lograda con el Valencia, anunció en rueda de prensa la llegada de un delantero que «va a ser la bomba» y pilló a todo el mundo con el pie cambiado incluido el delantero que acababa de marcar gol y que tenía que seguir marcando goles para que el equipo ganara partidos hasta que llegara «la bomba». Ahora, cuando le preguntan por Enzo Pérez, -de quien perfectamente podríamos decir que es un centrocampista que también «es la bomba»-, lo primero que dice Nuno es que está encantado de la vida con la plantilla que tiene y de paso defiende a los futbolistas señalados por el mal juego del equipo. No sé si este cambio de actitud del entrenador es bueno o malo, pero tengo la sensación de que la diferencia entre el Nuno de agosto y el de ahora está en el día a día, es decir, ahora ha perdido partidos, ha recibido críticas y ya sabe qué tiene que cuidar y qué tiene que callar. Con toda la sinceridad del mundo, me parece ´FANTASHTICO´.