En un partido de fútbol te puede pasar que seas ligeramente superior al rival, que hagas un par de ocasiones y no marques gol, y que lo recibas en contra en la jugada siguiente y a balón parado. Esa dosis de mala suerte existe, lo que no es mala suerte es que en ese partido te estés jugando la vida, -y sí, el Valencia ya se la juega en la quinta jornada de Liga-, que necesites la victoria por encima de todas las cosas, y que hagas una convocatoria extraña y un equipo repleto de jugadores nuevos y sobre todo, de jugadores jóvenes. Eso no es mala suerte. Eso es tentar a la mala suerte. Si tienes mala suerte en los primeros quince minutos pero has puesto a los que tienes que poner porque no te crees el más listo del lugar, el inventor del fútbol, o el gallo del corral, puede que los veteranos, o los ´hombres´, den la cara y tengan opciones de remontar el partido. Ayer el Valencia de ´niños´ y recién llegados de Nuno se espatarró cuando le marcaron un gol en contra y se acobardó a poco que se le echaba el tiempo encima. Hasta hace nada pensaba que Nuno era un entrenador valiente, hoy creo que ha superado la frontera que separa al valiente del osado. No estoy en la cabeza de Peter Lim como tampoco estaba en la de Manuel Llorente o Amadeo Salvo, que son los dos últimos presidentes que cesaron un entrenador en el Valencia, pero tengo claro que ninguno lo quería hacer y que si lo hicieron fue porque no tuvieron más remedio... bueno eso en el caso de Amadeo y Djukic, a Llorente le cantaron «vete ya» y echó a Pellegrino. Con esto quiero decir que nunca lo hubiera imaginado, pero veo a Nuno a merced de la ley más poderosa que hay en el fútbol; la de los resultados. Y digo esto porque sé que el entrenador ha hablado con los futbolistas aunque lo nieguen, sé que les ha pedido que den un paso adelante, y la causa efecto ha sido que el equipo ha hecho el RIDÍCULO. Pero claro, te reúnes con los jugadores, les pides que den un paso adelante y luego haces una convocatoria y un once titular que ni ellos ni nadie entiende, y pasa lo que pasa. Y si encima, la elección en los líderes de los futbolistas que tienen que llevar la bandera es la que es, pues te pasa que gritas «¡al ataque!» pero cuando te das cuenta vas tú solo a la guerra porque nadie te sigue. Amigo Peter Lim, no lo sé a ciencia cierta, pero averigue usted si Nuno ha perdido el control del vestuario, porque si es así, esto ya no tiene remedio...