Cuando terminó el partido me vi a mí mismo como un loco chillando frente a la televisión. Y no celebraba nada, no saltaba de alegría. Me recuerdo enfadado y con el cuello como el de un cantaor de flamenco. Tenía los nervios a flor de piel porque además de periodista soy persona. No pude contenerme. Le recriminaba a Neymar y Piqué lo que pasó en el partido de Copa. No la goleada, les recriminaba que se burlaron del Valencia, les recriminaba esa prepotencia del que se siente superior y se recrea cuando más débil es el contrario. Les recriminaba que disfrutaran en la humillación. Lo más curioso del asunto es que es algo que jamás había pensado, quiero decir, que tras aquel partido no fijé mis pensamientos en ellos dos, ni me dije «os la tengo jurada» ni nada por el estilo, pero lo cierto es que allí estaba yo, en medio de la redacción del periódico como poseído gritándole y diciéndole a Neymar que no vuelva a burlarse del Valencia nunca más. Que juegue a fútbol como le dé la gana, pero que respete al Valencia y a todos los que sufren por él. Supongo que aquella idea debió esconderse en algún rincón del disco duro tras el choque y ahí estaba, esperando sin que yo mismo fuera consciente. Ahora pienso que más que salir de mi memoria, me salió del alma. En apenas unos segundos recordé lo duro que fueron los días posteriores y lo mucho que tuvimos que tragar, y recordé también al presidente de una peña valencianista que hace semanas me confesó que tenían un problema gordo en la familia porque su nieto no quería ir al colegio porque los amigos se burlaban de él por llevar el chándal del Valencia. Y me acordé de mi madre, que se tomó «una pastilleta» para los nervios antes de entrar al Camp Nou. Mi hermana vive en Barcelona y juntas fueron al partido. ¡Qué envidia! Al final, supongo que Earl, „el de la serie de televisión„, es un sabio de la vida y la movida esa del karma existe de verdad y además, les ha dado a Neymar, Piqué y al barcelonismo en general, un ZAS en toda la boca por sobrados. Solo espero que aprendan la lección; no os burléis del Valencia.

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