El Betis no ganaba en Mestalla desde hace 30 años, te pega un meneo considerable en la primera parte y sale el entrenador del Valencia y habla de mala suerte. Lo que en mi pueblo es tomarle el pelo al personal. Con esto no quiero quitarle mérito al equipo andaluz ni tampoco faltarle el respeto, pero si en vez del Betis, es otro equipo como por ejemplo el Athletic o el Sevilla, al Valencia le cae un carro, porque con 0-2 el equipo de Poyet tuvo situaciones para haber reventado al equipo de Ayestaran pero no supo resolver bien las contras y acabó por darle vidilla a unos futbolistas, los de Pako, que echaron de casta y rozaron el milagro.

Está muy bien ver que los jugadores lo dan todo, pero al fútbol se juega con cabeza y con las ideas claras, y de eso, de ideas claras, va muy justito el Valencia. Si eres entrenador de élite no puedes hablar de mala suerte después de ver el 0-2 que encajó el Valencia. El Betis saca de puerta, el equipo no está colocado y aquello se convierte en un contragolpe que termina en mano a mano de Joaquín con el portero. ¡Es de locos! Eso no es mala suerte señor Ayestaran, eso son jugadores que van como pollos sin cabeza por el terreno de juego porque no saben qué hacer en determinadas situaciones.

Como tampoco es mala suerte que la gran apuesta del equipo, Garay, llegue el último día de mercado. No es mala suerte que en vez de Diawara esté Mario Suárez o que en dos partidos en casa hayas recibido siete goles. Puedes tener mala suerte, como el día del Eibar, pero si defiendes mal colectivamente no es azar, es trabajo. Adelantar la defensa y no presionar la salida del balón del rival no es mala suerte amigo Pako. Es otra cosa. Llámalo temeridad, o falta de trabajo, o que no te hacen caso o no te entienden o pasan de ti, pero mala suerte no es. Un equipo que en tres partidos de Liga recibe ocho goles, y que no ha dejado la portería a cero ni en los amistosos de pretemporada, tiene un problema serio. Sí es mala suerte tener un entrenador que diga esto: «El fútbol nos está penalizando,no estamos teniendo fortuna, una pega en el larguero, la otra la para el portero».

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