Dime quejica pero que el dueño del Valencia aparezca por Mestalla después de más de un año sin asomar el morro y que lo haga con uno, dos, tres o los fichajes que sean por delante, no termina de gustarme. Es como si con eso creyera -o creyeran, ojo al plural- que enseñando unos caramelitos a la grada se puede tapar la mala gestión de los últimos, como si al hombre solo le gusten los aplausos o si estuviera prohibido y penado hacerle ver que su gestión no mola. O como si fuera necesario remover Roma con Santiago y juntar agua con aceite para transformar una posible bronca en poesía para sus oídos.

¡Lo que faça falta! Y vale que tiene todo el derecho a empezar de cero porque todo el mundo merece una segunda, tercera y hasta una cuarta oportunidad -y hasta el infinito y más allá si es menester-, y que además él se las ha ganado todas poniendo pasta de su bolsillo -antes, ahora ya no pone- y no como otros que no ponían ni un clavel y llevaron al club a ser vendido en subasta pública y bla, bla, bla... Miren, me van a perdonar pero estoy tan hasta las narices de escribir lo mismo durante los últimos meses que he decidido volar aunque solo sea por un día porque yo lo valgo. Hoy voy a hacer como Los de Marras, levantarme ´de puta madre´ y si me da tiempo ir a correr por ´La Marjal del Moro´ porque vivo enganchado a unos cascos cada mañana mientras devoro canción tras canción y me flipo pensando que soy la reencarnación de Abel Antón aunque me adelanta todo menda con zapatillas de deporte. Eso sí, ¡que quede claro que andando no me ha adelantado nadie hasta el momento! Hoy correré pensando que juega el Valencia y buscaré en el rincón de mi loca cabeza por recordar cómo son esos días en que nada es igual porque hay fútbol. Quiero saborear esa bendita sensación de despertar sonriente y comprobar que el sol brilla diferente y que la mañana pintará genial porque podré decir «hoy ganamos 3-0» antes de bajar de la cama. Sí, mi cama es muy alta y yo muy bajito y cada despertar es una aventura. No sé si he dicho el resultado pero me muero de ganas por decirlo y me da igual si después me dicen de todo en las redes sociales porque en vez de ganar perdemos o empatamos. ¡Me da igual! Como me da igual si está Peter Lim en su palco o si no se atreve a asomar por Mestalla. Hoy quiero ganar tres a cero y punto.

PD: ¡Qué ganas tenía de decirlo!

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