Sé que los periodistas estamos un poco pesados con Marcelino y que si perdiera tres partidos seguidos -que no los va a perder ni de coña- diríamos todo lo contrario de lo que decimos ahora pero me da lo mismo y voy a seguir con mi tema porque el caso es que me ha gustado mucho un detalle del entrenamiento de este miércoles; entrenaron con el primer equipo los que están siendo mejores del Mestalla en lo que va de temporada. Esto dicho así es una gilipollez por su simpleza, pero esconde algunas reflexiones de interés.

Pongámonos en la piel de los futbolistas del filial que han visto como el entrenador del primer equipo ha ido a verlos jugar en la Ciudad Deportiva en el amistoso ante el Atlético Levante y en el partido de liga ante el Peralada. Y resulta que pocos días después, hay partidos de selecciones y muchos futbolistas del primer equipo se van y Marcelino llama a entrenar a aquellos jugadores que él ha visto jugar con el filial y que tuvieron una buena actuación... y todo esto después de poner de titular a Nacho Vidal en el debut liguero en Mestalla ante la UD Las Palmas y darle minutos en el Bernabéu, después de confiar en Lato también en el Bernabéu y después de una pretemporada en la que le ha dado mucha bola a Javi Jiménez... ¿qué haría usted si fuera jugador del Valencia Mestalla? Pues eso, estar muy centrado en el fútbol y darlo todo en cada entrenamiento y en cada partido porque si lo hago bien, Marcelino me llama y si tengo suerte hasta me pone.

Siendo muy exagerado y dicho únicamente con el ánimo de que se entienda, Marcelino se lo pone más fácil a Lubo Penev. Sé de qué hablo, y he visto a jugadores del Mestalla desanimarse porque el entrenador del Valencia no contaba con los mejores jugadores del filial. Recuerdo, y lo digo sin retranca, uno que me decía "si no cuentan con Isco en el primer equipo que es un fenómeno y nos da mil vueltas a todos... ¿qué hago yo en el Valencia Carlos?".

Pero ojo, la desazón que había entre los jugadores del Mestalla cuando veían que el Valencia no le daba a Isco se transmitía a los del juvenil, y a los del juvenil b, a los del cadete... ¡Todos en la escuela sabían que Isco era el mejor! Supongo que se entiende lo que trato de decir. Pues bien, de la misma manera que la desazón se transmite y se contagia, la motivación por tener una oportunidad como la que han tenido Ferran Torres o Gonzalo Villar, también se transmite y se contagia.