No me gusta el maniqueísmo, las cosas no son blancas o negras por narices, existen los matices y hasta se pueden defender diferentes ideas al mismo tiempo, y se puede decir que la derrota del Valencia es justa, y por lo tanto que el Getafe ganó porque lo mereció y que además, es un equipo de fútbol que tiene las trampas como método. Y no solo se puede decir, es que hay que decirlo.

Pero ojo, que el césped esté largo o seco no es hacer trampas porque eso lo permite el reglamento, hacer trampas es que un defensa central se tire en su propia área y se haga el lesionado para perder tiempo, y al darse cuenta de que la jugada sigue y el árbitro no pita nada, se levante para seguir defendiendo demostrando con ello que no tiene lesión alguna. Hacer trampa es lo que hizo durante todo el partido Damián, que es un provocador que termina por confundir la diferencia entre la agresividad y la violencia.

Me parece demagogia barata eso de que ´el equipo pequeño utiliza sus armas y que para eso está el árbitro, para frenarlas´, porque de manera implícita se permite al tramposo ejercer como tal cuando lo que toca es denunciarlo. La actitud de algunos periodistas es lamentable al respecto, se escudan en que el árbitro no lo pita pero ellos no lo denuncian... ¿me lo puede explicar alguien? Critican al árbitro por no sancionarlo pero ellos como periodistas no lo ´sancionan´, es decir, no lo critican y por lo tanto legitiman al que sistematiza la trampa para ganar.

Sinceramente, he visto a muchos equipos pequeños ser competitivos y conseguir resultados meritorios sin hacer lo que hace el Getafe. Conviene no confundir la agresividad con la violencia, y ser pequeño y humilde con que todo vale para ganar. De la misma manera conviene no perder la cabeza, la temporada del Valencia es excelente y seguirá siéndolo si los futbolistas y el cuerpo técnico saben extraer la sustancia de esta derrota, que no es otra que han jugado mal y que no han sabido cómo atacar a una defensa poblada que esperaba atrás. Cura de humildad para todos, a trabajar. Y a fichar, hacen falta refuerzos.

Más artículos de opinión de Carlos Bosch, aquí.