Como se viene puente y me lo voy a chupar enterito, había empalmado un par de días libres juntos para pillar fuerzas y al volver me encuentro uno de esos debates entre valencianistas que si no existiera habría que inventarlo, digo el debate. Que si hay que celebrar o no hay que celebrar volver a la Champions... Lo que viene a continuación lo dice alguien que se ha pasado dos días en su nube azul donde todo es como yo lo he inventado, y ahora que aterrizo en el mundo nuestro de cada día estoy alucinando... ¡Si les parece nos enfadamos! Oye, que no es plan de pasear el autobús descapotable por la ciudad, eso lo tengo claro, pero si el asunto de la exigencia conlleva que hoy no me tengo que alegrar de que el Valencia se meta en la Champions porque resulta que somos un club grande y con historia y que la Champions es lo mínimo que hay que exigir y bla, bla bla... pues ni quiero exigencia ni quiero nada que se le parezca. Esto es fútbol, y se inventó para que la gente se divierta, y si el Valencia gana hoy y se mete en Champions, pues para casa felices y contentos porque seguramente cuando empezó la Liga muchos no lo esperábamos, y esto que digo no ha de estar, ni está, necesariamente reñido con querer, pedir y exigir que la temporada que viene el Valencia sea mejor equipo y aspire a plantar batalla en la Liga de Campeones. Miren, nos podemos poner todo lo dignos y exquisitos que nos dé la gana, pero la historia no gana partidos y ahí están la temporada pasada y la anterior para demostrarlo. Se ganan partidos si se trabaja mucho y bien y si se acierta.

El Valencia de Rafa Benítez no ganaba Ligas gracias el peso de la exigencia, de la historia o por la épica, ganaba ligas porque tenía un gran entrenador -Nostre Senyor- y futbolistas como Cañizares, Ayala, Baraja, Albelda, Vicente o Carboni. Reconozco que para mí la vida y el fútbol son más el presente que el pasado, y que sobre todo es aquello que yo mismo he vivido y experimentado por encima de la historia escrita, narrada o glosada, pero por muy glorioso que sea nuestro pasado, que lo es, no me gusta si se utiliza para joderme un domingo en el que me he planteado ser feliz. No sé si me explico. Quiero decir que el pasado hay que tenerlo presente siempre para saber corregir errores, y que la exigencia es necesaria siempre que sea realista, pero eso es una cosa y otra el postureo de no querer alegrarse por clasificarse para la Liga de Campeones después de dos temporadas haciendo el ridículo. Conmigo no cuenten, yo hoy, encantado y feliz como una lombriz.

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