En unos días cumplo 45 años y a poco que uno se pone a pensar se da cuenta de que lleva más de media vida 'arrejuntando letras'. Tiempo de sobra para poder decirle alguna que otra cosa a la gente joven que empieza en esto del periodismo. Por ejemplo, que es cierto eso de que el diablo sabe más por viejo que por diablo. El caso es que una de las grandes verdades que me llevo a la cama cada noche es si he sido capaz de no anteponer mi interés y gusto personal cuando de contar las cosas se trata. Sí, ya sé que siempre estoy con el Real Meseta y que es una de mis fijaciones vitales y que por lo tanto es un 'gusto personal', pero el antimadridismo no cuenta, antimadridista se es y punto. Y se ejerce cada vez que se puede, es decir, cada día. A lo que voy, que una de las grandes lecciones que saco es no convertir mis gustos o intereses personales en noticia. Cuidado con esto porque es muy común entre la profesión. El periodista es capaz de bombardear un posible fichaje porque lo ha publicado la competencia. Y de amenazar a quien lo quiere fichar porque lo ha publicado la competencia. Me niego a ser tan ruín. Si el Valencia hace algo mal lo digo. Si lo hace bien, también. Criticar y aplaudir dependiendo si creo que es bueno para el club o para la afición. Esa es mi lección diaria como periodista. Y creo que tarde o temprano, la gente termina cogiéndole la matrícula a quien se sale de esta ecuación. Digo esto porque en la capital, donde creen tener al rey en la barriga solo porque la casualidad quiso que nacieran en el centro, van desbocados porque les pueden las ganas de que a la selección de Rubiales le vaya mal. A poco que a España le ha costado ganar un partido, han sacado la patita y cargan contra Hierro para reclamar a la víctima Lopetegui. A ver, ahora mismo, los iraníes no pueden jugar a fútbol como Isco y Silva, pero sí pueden aprender a competir, hacer un equipo fuerte y potente y explotar el juego aéreo. Llevan siete u ocho años con el mismo seleccionador, hacen antifútbol pero son difíciles de ganar. Se clasificaron para el mundial sin encajar un solo gol y no perdían un partido oficial desde el Mundial de Brasil, 23 encuentros seguidos. ¿Por qué habían de ser tontos los iraníes? España trató siempre de superarles con argumentos futbolísticos, y eso es lo que hay que aplaudir. Señores de la Central Lechera, si os jode que la selección vaya bien tras el cese de Lopetegui es vuestro problema, pero no olvidéis una cosa, la gente quiere que España gane, le da igual quién es el seleccionador.

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