Ya he escrito y dicho alguna vez que por encima de los goles en contra y a favor, el principal problema que le veo al Valencia CF tiene que ver con la intensidad de los futbolistas y que para ello no solo me baso en mi opinión, me baso fundamentalmente en lo que han dicho tipos como Gayà y Cheryshev y hasta el propio Marcelino García Toral. Pero dándole vueltas y más vueltas, es lo que tiene eso de hacerte 'runner', que empiezas a darle al coco y cuando te descuidas entras en bucle con una idea y te pasas una hora larga con ella, pues eso que si le das vueltas, a esto de la intensidad se le puede llamar de muchas maneras. De hecho hay veces que la frontera que separa la intensidad de la actitud es muy fina, por más que ni mucho menos creo que al Valencia CF le haya faltado actitud.

Este equipo quiere, lo tengo clarísimo. Descartado por lo tanto que falte actitud, sigamos. Otra manera de decir que al equipo le falta intensidad es que no pone atención. Además de problemas de intensidad que fueron muy manifiestos en la segunda parte de Cornellà, hay un problema de atención. De hecho, creo que lo que faltó ante el Levante fue precisamente eso, atención. Y tensión. Los dos goles encajados vienen por dos errores de falta de tensión y atención, el 'pase' de Parejo a Morales en el primero y en el segundo Paulista pierde la espada y recula demasiado. Dicho esto, lo diré muy claramente, creo que la Liga de Campeones tiene distraídos a los futbolistas, y de ahí vienen los problemas de intensidad, tensión, atención o como quieras llamarlo. Pero pasa que de tres partidos no hemos ganado ninguno y lo que un día es falta de tensión o intensidad, al siguiente es ansiedad o miedo a ganar. Pero hay una receta contra esto, se llama calma. Los problemas que generan la falta de victorias se solucionan con victorias, y mantener la calma es el mejor camino hasta la victoria. No digo esto porque vea al entorno impaciente o con ganas de quemar la falla, lo digo porque creo conveniente decirlo.

Y llegados a este punto, acabo de darme cuenta que los roles de los personajes de este teatrillo valencianista están muy definidos de aquí al partido del Betis: los jugadores se tienen que olvidar de la Juventus y pensar en ganar en la Liga, los del entorno hemos de ser capaces de medir cada cosa que decimos o escribimos para no generar ansiedad innecesaria y desmedida, y los aficionados tienen que ayudar al equipo en el estadio. Afrontar el problema por incipiente que sea es mejor que negarlo: si Marcelino y los jugadores dicen lo que dicen, es que algo pasa.

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