Cuando llegué a casa el pasado lunes ya sabía que Pepito no estaría esperándome estresado y feliz para que le diera sus carantoñas de siempre sentado en el primer escalón, pero me quedé esperándolo... estas cosas son así. Se llamaba Momo y todavía no sé por qué narices terminé por llamarle Pepito. Momo es el perro con el que tantas mañanas y tardes he paseado por los campos de naranjos de mi pueblo y con el que tantas confidencias compartí. Ya he dicho alguna vez que lo mío es enfermizo y que soy incapaz de pasar media hora a solas sin reflexionar sobre el Valencia CF y sus temas de polémica actualidad, y me gustaba pensar que, cuando le decía por ejemplo que el problema de Barragán era que la gente esperaba de él lo que no es y que eso impedía valorar al futbolista en su justa medida, él me entendía. Era evidente que no porque cuando le dije que el gran problema de Nuno fue que Meriton lo dejó solo frente a la tormenta, hizo lo mismo que con lo de Barragán: pasar de mí y buscar donde echar otra meada. ¡Cuánto meaba el condenado con lo pequeño que era! Recuerdo cuando por la playa de Puçol le dije no se lo digas a nadie pero es verdad, Paquito se va al FC Valors. Me miró con cara de «pues escríbelo en el periódico» porque ya se sabe cómo son los perros, cariñosos y fieles hasta la eternidad, pero pragmáticos. Me gusta, me lo como, no me gusta, no me lo como. Son las cinco y me tienes que sacar a la calle ¡y punto! Y él para eso era muy perro, muy yorkshire. Quiero decir muy señorito, no atendía a reflexiones. Por ello jamás intenté que entendiera los motivos que llevan a un periodista al silencio. Se lo contaba porque sabía que no iría ladrándolo por ahí aunque ves a saber si precisamente era eso lo que hacía cada vez que nos cruzábamos con otro perro... «Alcácer se va al Barça, Alcácer se va al Barça...». En fin, que ya da lo mismo. No tenía pensado decirle al mundo que se nos ha ido pero mis hijas me dijeron que esperaban que le dedicara una contra y caí en la cuenta de que tantas veces escribí de él como fiel escudero de mis aventuras mentales, que es de justicia 'arrejuntarle' cuatro letras una vez más. Estas últimas semanas ya no estaba para paseos y hoy me doy cuenta que jamás hablamos de la Copa del Rey y que se fue sin que le dijera un secreto, que en algún sitio está escrito que esta temporada el Valencia CF la ganará. Ahora me duele en el alma.

PD: Si alguna vez nos echamos al monte, iremos a un refugio de perros abandonados para darle un hogar al nuevo Pepito. Y lo haremos valencianista.

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