La Federación Española de Fútbol está tratando de cometer un atropello histórico con los intereses del Valencia CF y todavía estoy esperando que periódicos como el Marca o el Diario As, o periodistas como Josep Pedrerol, que se disfrazan de valencianistas cuando les interesa, digan algo. Aplauso para Juanma Castaño, de la Cadena Cope por no callarse y decirlo bien alto. Del señorito de La Morena nada digo porque nada hace por casualidad. Entre el nacionalmadridismo interesa tanto que haya una final de Supercopa -o semifinal- entre el Real Meseta y el FC Valors, que ni caso hacen de si la Federación quiere cambiar las normas de la competición sin consultar con el Valencia CF pero consultando con el Real Meseta y FC Valors.

Para mejor comprensión de lo que trato de explicar, ahí va un extracto de lo que escribe Joaquín Maroto en el Diario As, más conocido como el BORM II porque es el Boletín Oficial del Real Meseta: «En la Federación creen que la Supercopa servirá también para promocionar el fútbol español, ya que raro sería que entre los finalistas de Copa y los dos primeros de la Liga no estuvieran casi siempre Real Madrid y FC Barcelona. Esta temporada es la excepción que confirma la regla. Y aún así, el Madrid entraría como tercero en la Liga ya que el Barça ha ganado el Campeonato y es finalista de Copa, con lo que correría el escalafón». Intentaré ser claro. No se me ocurre mejor ejemplo de centralismo, de eso que si llueve en la M30 y llueve en toda España. Y sobre todo, no hay mejor manera de desenmascarar las razones finales del cambio de formato en la Supercopa. Defender al fútbol español es hacer un sistema de competición para que la mayor de las veces posible, Barça y Madrid jueguen la final a cuatro de la Supercopa de España. En otras palabras, que en Madrid les da lo mismo si el Valencia CF tiene razón porque su propio interés nacionalmadridista está por encima y porque ellos asisten y están pendientes de la gran batalla, la que libran Tebas y Rubiales. Haríamos mal en caer en su juego, puede que la Supercopa no sea más que la pecata minuta de la pelea entre Tebas y Rubiales, que lo que quieren es controlar el fútbol, pero para nosotros, para los valencianistas, es nuestra gran pelea. Se trata de defender los intereses del club y plantar la bandera ante un fútbol que, como vemos en este caso, pretende beneficiar a los de siempre y perjudicar también a los de siempre. Es ya una cuestión de honor.

No sé lo suficiente de leyes como para decir si el Valencia CF ganará el pleito o no, pero por encima de la victoria legal, hay una victoria moral. Desde el punto de vista moral el club de Mestalla está ganando la batalla porque planta cara y defiende sus intereses, que es lo que quieren sus aficionados, a partir de ahí, puede forzar la máquina para sacar más provecho económico, o puede, ante el poder de la Federación, verse obligado a ir a jugar dónde le diga. No presentarse o ir con los juveniles, también es una victoria.

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