Por favor, que alguien le diga a Marcelino que cuando intenta explicar la derrota ante el Arsenal diciendo que el equipo de Londres ficha jugadores del Valencia CF por 40 millones (Mustafi) y que el Valencia CF se los ficha a él por doce (Coquelin o Paulista), está haciendo el ridículo porque su rival para terminar cuartos en la Liga es el Getafe, y ya quisiera Bordalás haber tenido la oportunidad de fichar a un jugador del Arsenal por 12 millones, uno del PSG por 40 y a otro del Inter de Milán por 25. Pero no era de Marcelino y sus cosas -por no llamarlas excusas- en rueda de prensa de lo que quería escribir hoy.

Guerra y sugestión

Seguramente me pase que sigo sugestionado por la derrota ante el Arsenal y por cómo se produjo. Ha de ser aquello de que cuantas más ilusiones te haces pues más duele la decepción. Me pasó a mí y me atrevo a decir que a gran parte de los valencianistas. Y entre tanta decepción, surgió de repente algo parecido a una rabia contenida, como si todos estuviésemos esperando a que reventara la cosa para pasar facturas de no sé cuándo y no sé por qué. Era una especie de guerra civil del todos contra todos que por momentos duele más que no estar en la final de Baku. Sé perfectamente que el valencianismo tiende a la división y he contado miles de veces que hasta puede que lo llevemos en los genes porque ya se dio con Montes y Cubells en los años 20 del siglo pasado. Teníamos dos delanteros que eran la bomba y cuentan los libros que en vez de disfrutarlos, ya discutíamos. Pero hoy me importan poco los años veinte, y los treinta y los cuarenta. Me importa poco el año pasado y me obligo a que cada segundo que pasa me importe menos el partido de Mestalla ante el Arsenal. Ahora me importan los tres partidos que quedan por delante. Y diré más aunque me cueste alguna que otra crítica, -que no pasa nada porque para eso estamos-, diré que firmo volver a estar en el mes de mayo de la temporada que viene peleando por los objetivos marcados a principio de temporada. Por mi parte, me he mojado ya muchas veces diciendo cuál considero que es el problema del Valencia CF esta temporada; que ha fallado con la delantera, y que a poco que dos de los cuatro atacantes llevaran doce o trece goles -ojo, doce o trece, no digo veinte-, seguramente habríamos ganado algunos de los demasiados partidos que hemos empatado y tendríamos el cuarto puesto en la palma de la mano. Y quedar cuartos, llegar a semifinales de la Europa League y tener la opción de ganar la Copa, es una excelente temporada. Y ya sé que podemos pasar de excelente temporada a la casi, es decir, de casi todo a casi nada, o incluso la NADA, pero tendremos tiempo. Intento decir que no sé a dónde narices queremos llegar como colectivo, y ahora me incluyo dentro de la familia de los aficionados al Valencia CF, dentro de todos aquellos que lo formamos porque lo sufrimos y disfrutamos a diario. Me toca muchas las narices no poder quitarme de la cabeza la sensación de que seguimos inmersos en la resaca de la mayor de las guerras civiles que hemos vivido, el proceso de venta. ¡Perdimos todos! Y nos empeñamos en seguir perdiendo porque andamos a palos justo ahora que queda lo más importante. Tres partidos, quedan tres partidos y parecemos empeñados en elevar a la enésima potencia nuestra manera de ser traquera y ruidosa. No digo que renunciemos a ella porque pocas cosas son más satisfactorias que escuchar una carcasa o una traca cuando ha ganado el Valencia CF y porque no hemos de perder nuestra manera de vivir el fútbol, digo que esta temporada podemos ganar una Copa del Rey y llevamos meses disparando a todo lo que se mueve... ¿Será la maldita maldición de Ronald Koeman? Nos quedan tres partidos de aguantarnos y lo mejor que podemos hacer es unirnos. Para volver a separarnos hay más días que longanizas.

Estoy harto

Les soy sincero, estoy hasta las narices del debate permanente, de caer hacia el abismo un día y volar alto sobre el mar al siguiente. Harto de tener que pedir permiso como un negociador de la ONU para pedir al valencianismo que ahora es el momento de estar unidos, harto de que me digan no me digas lo que tengo que hacer, que es lo que hará Vicente Almagro cuando lea esto. Harto de que la gente crea que si digo que es el momento de estar unido es porque Anil Murthy y Mateu Alemany me invitar a comer cada semana y harto de que no me crean cuando les digo que solo lo digo porque creo que es bueno para mi equipo. ¿Tan grave es?

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