Cada día que pasa, o mejor dicho, cada medio día que pasa, soy más resultadista en esto del fútbol. Quiero ganar y no me importa demasiado si se hace jugando feo, aunque hay mucho que hablar al respecto de los conceptos de jugar feo o bonito. Decía que quiero ganar aunque sea jugando feo o jugando mal, pero como todo en la vida, el resultadismo no se puede llevar al extremo. Digo esto porque me han hecho reflexionar unas palabras de Quique Setién y me las he llevado al Valencia CF y a esta bendita final de Copa que todo lo invade. «Hace poco leí una reflexión de Perico Delgado que me encantó, que decía que los segundos ya no valen para nada. Y estamos transmitiendo a nuestros hijos o nuestra juventud que si no ganas no eres válido. Y vamos a crear una cantidad de fracasados tremenda. No hay que valorar tanto la victoria, porque sólo la consigue uno.

Todos los demás pierden. Hay que valorar el esfuerzo, cómo manejas los recursos que tienes, otras muchas cosas que merecen la pena, la verdad. Estamos complicando mucho las cosas para los que vengan, estamos creando una sociedad en la que sólo vale el ganar». Y sí, solo vale ganar, pero entre la derrota y la victoria hay muchas cosas que no deberíamos perdernos en caso de no ganar. Es como la pancarta que unos aficionados colocaron el otro día en la Ciudad Deportiva del Valencia CF: «En il·lusió no ens guanya ningú. Per nosaltres, a per ella». La ganaremos o no, pero la semana de ilusión y felicidad que nos está dando esta final de Copa del Rey

Conforme avanzan los días, uno puede palpar como los valencianistas van poniéndose más nerviosos. «Es martes y ya me cuesta dormir» me dice Fernando al tiempo que muestra orgulloso la bandera del centenario. «Esto se está haciendo demasiado largo» me dice otro y de repente mi madre me envía una foto de una bandera de 2004, del Valencia campeón de Liga, «per a posarla en el balcó». No hay más, eso nos está dando esta final de Copa, es gasolina para seguir en la brecha durante mucho tiempo. También dice Setién que hay que valorar el esfuerzo del que no gana, del que queda segundo porque solo puede ganar uno, y no le falta razón, pero esa valoración hay que hacerla una vez ha finalizado el partido. Antes de la final, solo vale pensar en ganarla. Disfrutarla y ganarla.