Llevo días pensando qué escribir para la final de Copa del Rey y me puede la presión. Hasta he gastado de tanto usarlo, como la Jurado y el amor, el comodín de ir a correr. Salir a trotar por las mañanas se ha convertido en un momento íntimo en el que viajo en mi nube azul donde todo es como yo lo he inventado. Y así pienso. Pienso y pienso mientras escucho música. Pienso siempre en el Valencia CFPero nada, cuando escribo esto es jueves y he salido a correr cuatro veces en lo que va de semana buscando alguna musa que ande sola. Ni una mísera idea de la que poder tirar. Mañana otra vez pantalón corto, mp3, botella de agua y a ver si hay suerte dándole al Azogue de Los Marea. Creo que mi mujer comienza a sospechar que busco querida porque me imagina empeñado en perder peso a mis casi 45 años, pero de momento calla y nada dice. Me parecen lógicos sus recelos; que alguien llegue a entender mis locuras con el fútbol y el Valencia CF es ciencia ficción, pero ese debate lo dejaremos para cuando seamos campeones de Copa. Decía que ando loco de pánico porque el 'horror vacui' me ha comido la moral hasta tal punto, que ni escuchando música me arranco. Yo, que de joven era capaz de encontrar una canción con cualquier palabra que me dijeran las amigas de mi mujer. Yo, que escucho Barón Rojo y puedo terminar escribiendo un artículo de Gonçalo Guedes. Yo, que he escrito textos enteros hilando letras de Extremoduro y Fito, ahora estoy más seco que la mojama porque me engañan las musas y no puedo evitar preguntarme a cada momento con quién se acostarán, si será del FC Valors el afortunado, y si es una señal, un mal augurio. Si significa que el águila partió hacia el lugar equivocado, hacia donde no le dan la gloria que merece la Copa del Rey porque atiborrados de éxitos como están, se empeñan en morir de él. Mi desesperación es tal, que antes de salir de casa fui a la estantería y busqué La balada del Bar Torino para ojearla con la esperanza de encontrar un camino que me lleve hasta Sevilla, pero tampoco. Ni con el inspirador Forneret soy capaz. En estos momentos solo valgo para escribir sobre la final del agua en La Cueva de Alí Babá o la de la Cartuja. El presente amenaza con reventar pletórico ante mí, y se me comen los recuerdos...Cautivo y desarmado, el ejército 'sin ideas' se retira con la esperanza de que empiece el partido. ¡Gol de Garay! PD: Lagartijas en el estómago.

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