Cuando por fin pude tener una habitación para mí solo, hasta que falleció mi abuelo Vicente la compartía con mi hermana Ana, lo primero que hice fue poner un póster del Valencia CF. En mi particular ritual iniciático el elegido fue Ricardo Arias. Supongo que a todos nos ha pasado y a muchos les está pasando ahora. Quiero decir que a determinadas edades necesitas ídolos, en ellos proyectas tus sueños, con ellos te identificas, los imitas y sientes que te representan. Y Arias fue mi primer ídolo. Al poco la habitación estaba llena de cosas del Valencia CF que fui encontrado por los cajones de casa hasta que llegó el día en que puse un poster de los Ramones y la cosa se desmadró. Una noche, furtivamente, lo quité de una pared de mi pueblo. De aquella pared en la que se pegaban los carteles publicitarios hasta que uno encima de otro se convertían en un duro cartón. ¡Tuve que utilizar una chuchilla de clase! Entonces no había internet ni redes sociales y a través de los carteles uno se enteraba de todas las novedades. Paredes de esas había en todos los pueblos de L'Horta Nord hasta Valencia y se elegían de manera estratégica, todas estaban junto a la carretera nacional que vertebra la comarca para que fueran vistos por el mayor número de gente posible. Lógico, no los iban a poner en un callejón solitaro y sin salida...De ahí que 'quitar' el cartel del concierto de Los Ramones en Arena Auditorium tuviese tintes de aventura juvenil. Los Ramones convivían en aquella pared con políticos que ya entonces prometían el oro y el moro, 'circos mundiales' y estrenos de películas. Mi madre no se atrevió a decirme que lo quitara a pesar de que tuve que poner muchas chinchetas para que no me callera encima cualquier noche. Pero volvamos a Arias. Decía que él fue mi primer ídolo y una de las cosas que me ha permitido el periodismo ha sido conocerlo. Genio y figura. Un tipo diferente. Tanto, que cuando nació su primera hija, Irene, él estaba jugando a fútbol con el Valencia CF. Irene nació en el descanso de la final de Copa del Rey que el Valencia CF jugó en 1979 ante el Copa del ReyReal MadridLa de Mario Kempes en el Vicente Calderón. Ya ven, mientras ella nacía, su padre Ricardo Arias estaba ganando una título para el Valencia CF, y no fue hasta que terminó el encuentro, que le avisaron de que había sido padre por primera vez...Supongo que las historias de los grandes tipos se escriben así, con giros inesperados que los hacen diferentes. Y por extraño que parezca, Irene no había estado jamás en una final. Nació en el descanso de la que seguramente es la final de Copa con más épica y relato de la historia valencianista, pero jamás lo saboreó de primera mano. Y será el Valencia CF y su embrujo que nos tiene a todos un poco ñoños estos días, o esta bendita final de Copa del Centernario, que en cuanto el equipo eliminó al Betis. Los cuatro, Irene, Ricardo, Elena y Juan Carlos no habían estado juntos en un partido del Valencia CF jamás, por lo que vieron en esta final la ocasión de disfrutar de su padre. Ellos no lo saben, pero al hombre le hicieron el mejor regalo que jamás habría podido imaginar. Bueno, ellos y Rodrigo, que es su futbolista favorito y marcó gol. Arias se nos ha metido ahora a pitoniso y el día antes del partido, en el hotel de concentración le dijo al delantero que marcaría gol. Les cuento esto porque cuando llegué a casa el sábado por la noche tras ganar la Copa pensaba la capacidad que tiene el Valencia CF de influir en nuestras vidas. Irene, Ricardo, Elena y Juan Carlos son hijos de un mito del valencianismo y se han emocionado con esta final como cualquier aficionado. Tal vez esa sea una de las mayores lecciones que les ha dejado su padre y esta Copa del Rey, lo bonito que es amar al Valencia CF. Seguramente el mejor legado de la victoria en el Benito Villamarín sea los muchos niños que estos días presumen felices de ser valencianistas. No saben que el murciélago los ha elegido a ellos, y que a la larga, se sufre más que se disfruta, pero tiempo tendrán para entender, que merece la pena. Que le pregunten a un tal Ricardo Arias.

Más opiniones Carlos Bosch.