Gol de Santiago! ¡Santiago, Santiago! Se escuchaba en la redacción de SUPER cada vez que marcaba él, Santi Mina. Los periodistas somos como los aficionados, tenemos nuestros favoritos. Yo soy de Parejo, poco de Rodrigo y sí de Mina. Y De Gayà y Piccini. Y mucho de la piraña Coquelin. Más incluso que de Kondogbia seguramente porque tiene más nervio. Ahora es más fácil decirlo pero da lo mismo, lo digo de nuevo. Santi Mina es mejor futbolista de lo que muchos creen porque hay muchas maneras de ser buen futbolista. No todo está en ser muy fino con el balón, no todo está en tocar de primeras siempre porque no te hace falta controlar el balón. A Bjorklund o Voro les venía justito controlar uno pero fueron buenos futbolistas, porque eran listos, sabían que debían y que no debían hacer porque no podían hacerlo. Mina no es exquisito con el balón, no es veloz pero sí es fuerte. Y corre raro, no como Rodrigo cuya plasticidad galopando es puro arte. Mina no es nada estético. Pero tiene tres cosas. Una, cierto don de la oportunidad con el gol. Dos, que es potente y tiene margen de mejora para jugar con su cuerpo pero eso no lo sabe hacer ningún delantero con 22 años, eso se aprende con el tiempo. Y tres, tiene muchas narices. Con 20 años superó la prueba de Mestalla. La gente empezó a mirarle con lupa y lejos de arrugarse, pasó la prueba. Y todos hemos visto a futbolistas de más de 25 años acobardarse en Mestalla. No quiero ser hipócrita, prefiero a Maxi Gómez antes que a Mina porque creo que es capaz de hacer algo que el gallego no creo haga nunca; marcar más de veinte goles una temporada. Pero cuando un tipo ha honrado la camiseta del Valencia CF cada vez que se la ha puesto, hay que decirlo. Y honrar la camiseta del Valencia CF no es jugar bien siempre, es darlo todo siempre. Y en eso, Santiago es poco dudoso. Suerte Santi.

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