Si a la una y media de un jueves festivo de agosto el Valencia CF convoca una rueda de prensa de Valencia CFMateu Alemany Es evidente que lo importante es el modelo de gestión y cómo queda la relación de Mateu y Marcelino con Peter Lim, y a partir de ahí saber si el proyecto tiene la intención de crecer, pero lo urgente es el partido ante la Real Sociedad. Todo lo que no tenía que ver con Rodrigo, Mateu lo podría haber dicho la semana que viene, pero amigo, el sábado hay partido. Ese es el tema. Y al respecto, conviene ser claros; en todo esto, el gran error del club ha sido permitir que el futbolista no entrene durante dos días, porque el fútbol da muchas vueltas y lo que un día parece hecho, al siguiente se ha roto. El Valencia CF se precipita y deja al futbolista en fuera de juego. No espera a que esté firmado y cuando aparecen los problemas del Atlético se da cuenta de que ha obligado a descararse al jugador, que, acepta irse, es evidente, pero no ha forzado para hacerlo. Y de por medio Marcelino, presa de los nervios porque, aunque Rodrigo Repito palabras mías de hace un par de días que espero sirvan para explicar mejor el asunto: «Que Rodrigo no quiera forzar para salir le honra y habla muy bien de él como persona y le aplaudo, pero eso no significa que no quiera salir, significa que es un tipo que se viste por los pies» Y esto otro: «Tiene derecho a querer marcharse y tiene derecho a hacerlo siendo agradecido al Valencia CF». Pues bien, es tan agradecido hoy que se queda como lo era el otro día tras despedirse de sus compañeros porque se iba feliz de la vida a jugar al Atlético. Mateu salió a proteger a Rodrigo porque ahora importa el partido ante la Real y si puede ser que Rodrigo marque dos goles. Del nuevo modelo de gestión, ese en el que Lim se ha involucrado más, tendremos tiempo de hablar, pero hoy quiero decir una cosa, el error de permitir que Rodrigo no entrene teniendo solo un acuerdo verbal y no todo firmado, lo genera Peter Lim. Con ello expone al futbolista, que es un activo del club, contra su afición. Es de esperar que el propietario, -que como tal tiene el derecho y hasta la obligación de decidir la venta por 60 millones de un futbolista indispensable para el entrenador-, aprenda la lección. Si hubiera delegado esa gestión en los ejecutivos que tiene en València, nos habríamos ahorrado este sainete ridículo.

Más opiniones de Carlos Bosch.