Faltaban unos segundos para que llegara el minuto cinco de partido y el balón sale a banda por la zona de Gayà. El Valencia CF está ya plantado en defensa y el último que aparece en la pantalla de la televisión es Guedes. El portugués bajaba al trote. Literal. Desde la frontal del área Parejo le grita y le pide tensión. «Ojo, no me gusta un pelo», pensé. Esto se puede tomar como una crítica a Guedes, pero mi intención es que se tome como una metáfora de cómo entró el Valencia CF al partido: a verlas venir. Luego llegó el gol del Celta tras una buena jugada de Aspas -ese que algunos dicen que es peor que Rodrigo y que no valía para el Valencia CF- y para cuando espabiló, el equipo de Marcelino falló las dos que tuvo antes del descanso.

Lo de fallar ocasiones no es nuevo y tampoco es que me preocupe demasiado todavía, lo de salir con la empanadilla me preocupa bastante porque viene después de que el entrenador diga en rueda de prensa que los futbolistas dudan del proyecto. A ver, que es normal y humano, pero una cosa es dudar del proyecto y otra salir a un partido sin tensión y sin intención de ganarlo. Es muy distinto oiga. La segunda parte del Valencia fue un desastre. Con todos los respetos, el Celta no es la Real Sociedad, los donostiarras demostraron personalidad, a los gallegos el Valencia CF les regaló la victoria. Literal. El Valencia le regaló la victoria al Celta, un equipo que al Real Madrid no le exigió nada una semana antes. Tiene talento arriba pero no muerde en el centro del campo ni termina de defender bien. Vuelvo a las palabras de Marcelino cuando dice que el vestuario tiene dudas del proyecto, y lo hago porque creo que se las podía haber ahorrado. Sus jugadores hicieron el mismo partido que la temporada pasada en la segunda jornada de Liga ante el Espanyol pero ahora podemos pensar que es porque dudan del proyecto, que es como decir que si pudieran se marcharían mañana. El entrenador los ha puesto en la diana. Repito la ecuación porque es fácil: es humano que duden del proyecto pero nada justifica que salgan a un partido a pasearse. De todo, lo más curioso es comprobar que ni el técnico ni los futbolistas achacan la derrota a la pretemporada movidita porque saben perfectamente que en Vigo no jugaron una castaña a fútbol, pero siempre hay gente dispuesta a hacer el canelo y decir que de la derrota de Balaídos el responsable es Peter Lim. Se pierde por su culpa y se gana la Copa pese a él... El hombre se equivoca, pero igual exageramos un poco. Digo yo.

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