Si Rodrigo no quiere marcharse, que lo diga» era el titular de la opinión que salió publicada en este periódico el pasado martes 13 de agosto, cuando todos, el propio Rodrigo y hasta Marcelino, pensábamos que saldría traspasado al Atlético de Madrid.Y Rodrigo no dijo nada, síntoma inequívoco de que quería dejar el Valencia Pura lógica. ¿Significa esto que ahora debo estar 'enfadado' con Rodrigo porque se ha quedado con las ganas de jugar en el Atlético?

No. ¿He cambiado de opinión entonces ahora que se queda en el Valencia CF? Sí, pero no. Me explico. En aquella opinión también se podía leer esto otro: «Que Rodrigo no quiera forzar para salir le honra y habla muy bien de él como persona y le aplaudo, pero eso no significa que no quiera salir, significa que es un tipo que se viste por los pies, pero es profesional y a su edad hay oportunidades que ya no se le van a presentar. Tiene derecho a querer marcharse y tiene derecho a hacerlo siendo agradecido al Valencia». Pero no crean que he cambiado de opinión -'sí pero no'- por aquella teoría personal que a veces repito, esa que dice que considero inteligente cambiar de opinión y al contrario, considero poco inteligente empeñarse en opinar siempre lo mismo, he cambiado de opinión porque hace tiempo renuncié a tener razón.

Y sobre todo, porque no gano nada que no sea enfadarme o con Rodrigo Miren, he tardado en asumirlo pero lo tengo ya muy interiorizado, lo del amor eterno a unos colores es para los aficionados, ellos son los que animan al Valencia CF cuando menos lo merece porque es cuando más lo necesita, a los futbolistas no les pide amor eterno, les pido respeto y profesionalidad, que honren la camiseta cada vez que se la ponen. Y eso lo hacen todos los jugadores de este Valencia CF. Eso sí, cada uno haga lo que considere.