Lo habitual es que el Valencia CF genere tanta actualidad, tanta guerra civil de cada día, que uno termina convertido en un hámster metido en su ruleta, girando y girando constantemente sin avanzar e incapaz de saborear qué sucede a su alrededor. El verano ha dado para tanto, que fue imposible leer con calma un capítulo entero de los tres libros que me he dejado a medias sin que alguien no precisara y casi 'exigiera' mi atención al teléfono. «Para hablar contigo hay que pedir una audiencia...» me dijo un día de supuesto descanso mi mujer entre enfadada y muy enfadada. Espero me creerán si les digo que así es difícil sentarse ante el ordenador al día siguiente y no pensar en Rodrigo, Marcelino, Peter Lim o Mateu Alemany, y por esa gatera se escapan cosas jugosas o situaciones dignas de ser recordadas y aplaudidas. Es el caso del seleccionador español de fútbol, Robert Moreno, y sus palabras sobre Luis Enrique. Robert es ahora seleccionador porque la desgracia se abalanzó sobre su amigo. Dice que si él quiere volver al cargo, que se aparta a un lado para volver a ser su segundo: «Luis es mi amigo y es más importante eso que cualquier proyecto en la vida».

Pocas veces he escuchado algo similar en un mundo tan competitivo como el fútbol profesional. España ganará o perderá, pero tiene un entrenador que ante todo, es persona. Sí, ya sé que de buena gente está lleno el mundo -y de mala malísima- y que un seleccionador tiene que ser buen entrenador, pero creo que merecer ser recordado. Y mientras divago con las palabras del seleccionador español de fútbol, ¡pum!, encuentran el cuerpo sin vida de Blanca Fernández Ochoa. Todos sabíamos que terminaría sucediendo pero siempre esperas el milagro. Hay que decirlo, España no siempre ha tenido tipos como Rafa Nadal, Alonso, Contador, Márquez o los Gasol. Por no hablar de los mundiales y eurocopas de fútbol y baloncesto. Tal vez todo empezó con Induráin, pero hubo una época de pioneros cuyas hazañas marcaron generaciones. Y hay que decirlo más para que no caiga en el olvido: el país entero se paralizaba para ver a Blanca Nieves deslizarse como un rayo por la nieve en busca de un sueño que era el de todos. Recuerdo perfectamente la imagen de Blanca Fernández Ochoa en aquel slalom a pesar de que no me gusta el esquí, no he esquiado en mi vida y no tengo intención de hacerlo. Tal vez ese sea el mayor logro de aquellos pioneros, que permanecen para siempre. Recordadnos.

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