Sigue siendo demasiado pronto para enjuiciar al Valencia CF de Celades. Apenas lleva una semana y ya ha disputado tres partidos, una derrota, un empate y una victoria. La naturaleza no da saltos y el fútbol tampoco. Lo que tenga que ser este equipo con este entrenador tardaremos en verlo, pero sería conveniente que entre todos lo saquemos -al equipo digo- de esta guerra en la que nos encontramos como consecuencia del cambio en el modelo decidido por Lim, cambio que no comparto porque lograba resultados y eso es lo importante en esto del fútbol. La fórmula Mateu/Marcelino Repito que me parece un ejercicio sano que el gran, único y verdadero foro del valencianismo, que es el estadio de Mestalla, proteste contra el presidente o el propietario del club por tomar la decisión de terminar en el mes de septiembre -y con la temporada ya empezada-, con un proyecto que estaba dando sus frutos. A partir de ahí, llegan aristas y uno se mete en una guerra de la que es imposible no salir escaldado porque cada cual tiene su opinión y todos queremos o creemos tener razón.

Tengo muchas dudas -por no decir que las tengo todas- de que sea bueno para el Valencia aquello de cuanto peor mejor. Una cosa es protestar de manera cívica y otra es empujar hacia adelante por puro arrebato y sin plan. Insisto en que me parece lo más normal del mundo que haya un sector del valencianismo -mayoritario o minoritario, da lo mismo porque es igualmente respetable- decepcionado con la gestión de Peter Lim porque esperaba lo que no es, o mejor dicho, porque no es lo que algunos pensábamos que sería -nótese que lo escribo en primera persona-, y Mestalla es el sitio para canalizar ese enfado aunque veo necesario medir entre la decepción por la gestión y lo que necesita el equipo. Pero por encima de todas las cosas, -y lo digo con la mano en el corazón-, siento mucho respeto por cualquier iniciativa surgida desde el cariño al Valencia. Las respeto porque son sinceras y se hacen desde el sufrimiento, y todas las iniciativas cuyo fin sea el bien del Valencia merecen ser escuchadas. En este sentido, uno de los mensajes de Mestalla del pasado sábado es que ser el dueño te legitima para todo legalmente pero no moralmente, por eso, llegados a este punto, el siguiente paso es saber diferenciar entre el honrado y el ladrón, entre el trilero y el valencianista. Nada pasa porque haya oposición, es legítimo, sano y bueno para el Valencia, pero mucho ojo con el mentiroso, haberlo, haylo. Y su interés no es el Valencia CF.

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