Después de perder ante Osasuna mi temor era que los futbolistas terminaran por bajar los brazos y lo primero que he de decir es que si el Valencia CF no le ganó al Sevilla no fue por eso, no fue por falta de actitud de los futbolistas. No deja de ser preocupante, pero la realidad es que el Valencia CF no demostró ser mejor equipo que su rival y no le ganó al Sevilla porque no supo cómo ganarle. Insisto, el Sevilla fue mejor desde el punto de vista de que sus futbolistas, de manera individual, saben qué han de hacer como colectivo, saben ejecutar las órdenes de su entrenador. Luego, un día ganas, otro pierdes y otro empatas, pero el Sevilla tiene sello, y eso es ser mejor equipo.

De momento, el Valencia CF de Celades es puro arrebato de sus jugadores y alguna que otra jugada a balón parado. Empató un partido que tenía perdido con un arrebato, por más que fue a balón parado. Eso sí, mientras no recibió ninguna mala noticia, el Valencia CF de Celades jugó una buena primera media hora. No arrolló a su rival, pero el equipo dejaba buenas sensaciones con Kang in Lee en la zona en la que mejor se le da, es decir, por detrás del delantero y rodeado de futbolistas capaces de entender su juego. No estoy en la mente de Celades pero tiene pinta que lo que quiere construir y todavía no ha logrado, se parece mucho a eso. Tal vez ayudara a que el Sevilla no es un equipo que presione de manera asfixiante al equipo que tiene enfrente y prefiere mover la pelota con velocidad hasta encontrar cómo meterle mano. Eso sí, cuando el Sevilla se puso por delante, a los futbolistas se les olvidó el plan y empezaron a jugar como si al partido le faltaran cinco minutos. A eso me refiero cuando hablo de arrebatos, que están bien porque detrás de ellos hay ganas e intención de arreglar algo que no va bien, pero no se pueden ganar partidos teniendo los arrebatos por sistema, se ganan partidos teniendo las ideas claras, y a eso el Valencia CF de Celades todavía no ha llegado.

Y seguramente también ayudó a que el plan de Celades quedara en nada la lesión de Coquelin. Vamos, que se va Coquelin y se cae el equipo porque ni Kondogbia ni Parejo son capaces de sostenerlo. Quien quiera ver la botella medio llena tiene argumentos y quien quiera verla medio vacía también. ¿Y cómo la veo yo? Diré que para verla medio llena es imprescindible ganar el sábado al Espanyol, el problema será si Pablo Machín tira a su equipo arriba para presionar la salida de balón con intensidad. Eso me preocupa. Eso, y la lesión de Coquelin, claro.