Cuando un entrenador sale en rueda de prensa antes de un partido que se puede considerar una final y dice que ve a sus futbolistas para dar un paso adelante, y sus futbolistas dan un paso adelante, conviene tomar nota porque ahí está pasando algo. Y eso está pasando en el Valencia CF. No es nuevo que los jugadores den la cara, no en vano lo hicieron por Marcelino la temporada pasada cuando peor pintaban las cosas para el entrenador asturiano, y luego ganaron la Copa del Rey, que es una excelente manera de demostrar compromiso, pero en este caso, lo llamativo es que pase con Celades en el banquillo. Y encima no es la primera vez que el actual técnico del Valencia CF aventura algo en rueda de prensa que luego pasa sobre el terreno de juego.

El gran paso que dio el Valencia CF en Amsterdam es como el de Neil Armstrong cuando pisó la luna, porque pasas de ser competitivo en España a entrar en Europa de verdad y por la puerta grande, ganando al Ajax. Sé que estar en octavos de final es un sueño para todos y mientras escribo esto lo gozo como el que más, pero pasa que estoy poseído por una renovada ilusión que siento más verdadera que nunca, que siento tan pura como la primera vez que vi un partido de Champions en Mestalla -juraría que fue ante el Celtic o el Rangers-, que ya mismo quiero más y no puedo evitar pensar en estar en cuartos. Y si antes de saborear en octavos estoy pensando en cuartos es porque hace mucho tiempo una plantilla no me inspiraba tanta confianza. Estos futbolistas se han ganado todo el crédito del mundo, y ese es el gran motor de la ilusión. Pero lo que está haciendo esta plantilla es algo más que ganar una Copa del Rey o ganar en Amsterdam cuando había que ganar para seguir en Champions.

Nos están dando una lección. Nos dicen que olvidemos de una puñetera vez el pasado -y no hablo del proceso de venta-, hablo del pasado inmediato. Que olvidemos a Mateu Alemany y a Marcelino porque ya no están, y nos centremos en lo que más nos conviente a todos: ganar partidos. Como el anillo de Frodo y Bilbo, este partido ha de servir para unirnos aunque sea por unos meses, y, de la mano de Celades, -que se ha demostrado como un pacificador- mirar adelante de manera desafiante. Enfrente tenemos un partido ante el Real Madrid y en el horizonte una eliminatoria de Champions, y en el mundo nadie nos puede decir que el este equipo no puede ganar el sábado y eliminar a quien se ponga por delante. A por ellos.